El loco de la calle vuelve a Algeciras con la misma energía y pone Las Palomas boca abajo

Delante de Manolo García uno sabe que está ante uno de los artistas más grandes de este país en las últimas décadas. Forma parte de ese elenco de autores cuya música es banda sonora de la vida de distintas generaciones. Verlo, además, compartir sus temas de toda la vida con una legión de seguidores y entregarse al escenario con esa misma energía desbordada de su juventud es algo que está al alcance de muy pocos.

Su música forma parte del relato vivencial de la gente. Y él lo sabe. Por eso comenzó su concierto este sábado en la plaza de toros de Las Palomas con una de sus canciones más míticas, Insurrección. Una entrada en el escenario que se tradujo automáticamente en un enfervorecido coro de gargantas entregadas y brazos en altos en la arena y la grada del coso algecireño.

Una fiesta colectiva que se mantuvo ya durante las más de dos horas y media que duró el concierto del cantante barcelonés. Siguió su primera parte del concierto recordando viejos éxitos como Lejos de las leyes de los hombres o Lápiz y tinta, a los que siguió otros nuevos de su último trabajo ‘Mi vida en marte’.

Sobre el escenario, un auténtico fuera de serie. Un pura raza que no paró de bailar, saltar y moverse por toda la plaza, con momentazos que regaló el público, bajándose del escenario y compartiendo su voz, su música y su energía con la gente a pie de plaza. A sus 67 años, no parece que el ritmo de este monstruo de los directos haya bajado lo más mínimo, como tampoco parece dejar ninguna huella en el timbre limpio e inconfundible de su voz, intacto e idéntico al de décadas atrás.

Cantó su exitoso Pájaros de barro subido a un extremo de la barra, junto al público, y siguió recordando viejos temas como Llanto de pasión, Nunca el tiempo es perdido, Sara, Aviones plateados, El que canta su mal espanta, No estés triste o Prefiero el trapecio.

Entre tema y tema, Manolo García tuvo varios momentos de reflexión y de diálogo cómplice con el público. Quiso transmitir su emoción al contar cómo había firmado sobre el mismo autógrafo que hizo 35 años atrás a una pareja en un concierto de Algeciras. Y dejó mensajes, como la petición a la gente joven de un mayor compromiso contra el cambio climático; o la reivindicación de la música como razón de ser frente a un mundo de «malas noticias, catástrofes, miedo y más miedo. A la mierda».

Fuente: Hora Sur – ENLACE