Reseña de Mi vida en Marte y Desatinos Desplumados: 27 escalones de ámbar, 27 escalones de luz (por José Lucena)

No miento si digo que cada vez que Manolo García saca un nuevo trabajo asisto a una celebración. Es un ritual lento y apasionado. Rompo la cobertura plástica que lo aísla de mí, con avidez, con hambre emocionada. Recorro con la vista los títulos, aprendo colores y formas de una orografía garciana, me sumerjo en fotografías y letras. Es mi pequeño ritual antes de oír la primera canción, es mi pequeño ritual antes de refugiarme en este nuevo hogar.

Dos trabajos de una sola tacada requieren un tiempo lento para ser degustados, Mi vida en Marte atesora 14 temas de tierra polvorienta y fértil, solaz y sombría. Desatinos Desplumados 13 que saben etéreos y profundos, líquido donde el tiempo navega, agua donde naufragar placenteramente. 27 escalones de ámbar translúcido que atrapan uno tras otro sentimientos por los que subir a lo más alto.

Las presentaciones tanto de la edición independiente de cada disco, como de la edición limitada son una delicia. Manolo ha apostado por formatos digipack donde la bandeja de plástico se sustituye por una hendidura en la que encaja el cd. A simple vista, destaca su tamaño que recuerda a un pequeño vinilo con colores sólidos y textos legibles sin dificultades. La edición especial es un tríptico con diseño próximo al libro.  Mi vida en Marte está repleto de imágenes donde es fácil encontrar la mirada fotográfica del artista. Desatinos Desplumados, utiliza su particular universo pictórico para engalanarse. En definitiva, un trío imprescindible para cualquier coleccionista.

Es el momento de poner los sentidos al servicio del arte…

Mi vida en Marte o número 8

10.000 veranos abre el primer disco, un tema deslumbrante de poderosa factura, con una profundidad emocional desgarradora. ¿Quién no se conmueve con, “volver a ser, volver a estar, para irradiar aquella luz, para beber de irracional amor”? La primera en la frente, la pasión de García por multiplicar la vida expandiéndose en todas direcciones, febril en su actividad, amante de los días. Tremenda la sentencia “Y presumir de levedad tan sólida como un vetusto sillar.”

De la magnífica “Un poco de amor” ya hablamos largo y tendido, vino abanderando como primer single la alegría que rezuma todo este trabajo.

Quisiera escapar nos transporta a la mirada del poeta que navega tiempo adentro, y añora otras épocas donde el flujo lento marcaba los días.  En bucle se instala “Y yo quisiera escapar, escapar” arropada por la guitarra de Ricardo Marín entre tonos agudos y palmas.

Dos temas llenos de nostalgia y dulzura ocupan las pistas 4 y 5. Bello es amar para siempre se recrea en una ensoñación de media tarde en la que García pinta un lienzo donde las imágenes sonoras se entrecruzan. Hoy amanecí super floral es una de las grandes sorpresas del disco con esa entrada naíf: “Super Floral … super papel…”  pero que avanza hasta a los pies de una de esas consignas que desnuda:

“Derrámate en mis manos y dame tu alma. si todo es noche que se cierra.

Derrámate en mis manos y apoya tu cabeza en mi hombro, cuando te envuelva la niebla”. 

“Reguero de mentiras” ocupa la sexta posición, con cuerpo de blues, armónica y las dulces guitarras Meghan y Gerry. Un lujo donde la voz de García se viste del glamour de otra época.

Dibujar en mi piel tiene un toque oscuro que en ocasiones se acerca al pop de los 80. El mensaje es claro, tatuemos, grabemos lo realmente importante, desterremos lo trivial de este baile de fieras. Compartamos el hambre de arte en una cima sin banderas.

Sabré quererte es de esas canciones en las que las voces se suman desde la primera frase: “Sabré quererte, confía en mí. Sabré cuidar el tesoro compartido. Acompáñame, no te fallaré”. Ahora sólo le falta la noche y el clamor del concierto, el encuentro de miradas y el calor que sólo dan las almas.

“Sabré encontrarte y no extraviarme. Sabré quererte y no arrastrarte.”

Angelina es un fragmento del pasado, un homenaje a Pepe Robles y a la manera de entender la música en los 60-70. Un reconocimiento de las influencias que todo artista tiene y un gesto de agradecimiento sincero.

El tema número 10 es Manda por mí, otro himno colectivo que convocará la amistad a este fuego creciente. Valgan estas imágenes para perfumar el aire:

“acudiré en la noche con teas encendidas… Envía a tus heraldos en la noche callada… con candil a tu cabaña entre árboles y ramas”.

Seres soñando en vidas paralelas, es una canción cargada de filosofía, un pequeño milagro que desarrolla la poca importancia del individuo y la grandeza que tiene a la vez.

“Vengo de una estrella, somos hambre. Hambre de arcángeles”.

” Vengo de la nada, soy la nada. Arrastro tempestad.”

Hay tantas frases brillantes en el texto que tendría que reproducirlo al completo. Una melodía magnética y unos coros de Leonor que le añaden un contrapunto que hace que la canción ancle aún más en nuestra memoria. Una perla rara.

Estamos ante los tres últimos cortes de Mi vida en Marte. No tienes ni un minuto que perder, canción vitalista y festiva. No lloras y juras, heredera de las melodías de El Último y curiosamente con repetición de fragmentos de letra de otro tema del disco, “Quisiera escapar”, parece que comparten un mismo punto de partida pero entremezcla diferentes argumentos. No lloras y juras es un pequeño universo poético en sí misma. “qué pensar de los quebrantos. Somos estrellas de luz siempre esperando. Qué pensar de los quebrantos. Pegasos galopando hacia el anillo de Saturno”. Fantástica

Lo supe todo es materia sensible, un ritmo curioso y repetitivo, artilugios sonoros y una letra donde “caer doliente, caer rendido”. Un magnífico e inolvidable corte final, terciopelo y luz, caricias y el aroma del amor.

Desatinos Desplumados o número 9

… Y se abre un río de caudal generoso, y el agua de la voz vive en el pozo de la guitarra. Este segundo trabajo navega sin apenas romper la fina tela líquida y desemboca en el brocal del espíritu, se alimenta de los recuerdos que huelen a rocío en la mañana y a sal en las entrañas.

Comenta Manolo que le pidieron un bonus y que volvió a la compañía con un segundo disco, que seis de las canciones salieron en apenas veinte días. Yo personalmente creo que las canciones están en el estanque del músico, ese donde se atesoran vivencias y momentos que se convirtieron en melodías. Un día lanzas la caña y sorprendentemente aparecen, es un estado emocional con forma de aparejo de pesca, no surgen, ya estaban allí.

Este disco marida la voz y la guitarra española, la percusión y las palmas; se aleja de lo eléctrico y acaricia lo acústico en más de una ocasión. Este trabajo sabe a Sur. Este trabajo sabe a pasión y sombra vinatada en los lagares, a tradición y respeto por otro tiempo.

Comienza con Laberinto de sueños, single promocional de este segundo volumen. Rumba al más puro estilo garciano, letras elegantes, quiebro de voz. Desde la primera escucha, un clásico que incorporar a nuestra colección de joyas selectas.

Azulea es un despliegue de alas, una tierna melodía cuajada de versos. “El mar que traes con tu presencia me sabe a sal y a hierbabuena. Virgen de la cañada, tinta mi manto de púrpura “pa” alejar la tempestad.

La primera frase de Sirena se escribe en la memoria de la lengua: “Como el cobre de tu pelo al viento, en alfabeto de corales, repentinos júbilos de espuma en azules de océanos” y la poesía se enreda y trepa sin tregua en cada párrafo. El artista está anegado de emoción

“Me traerás la luna envuelta en papeles de acertijo y seda, Te daré mi hato, el de mi querencia, sin duda ni merma”.

Sabe a copla, a poema atravesado de canción, a geranio en flor, a pensamiento de Lorca.

Asistimos a un García en estado de gracia, inundado del reflejo cálido de las arenas. Sumergido en la querencia del recuerdo, con el sabor clásico y las temáticas de antaño.

El amante roto se sale de la tónica melódica del trabajo. Invoca con su sonido clásico al García más reconocible. El estribillo apoyado en sones de cascabel desata la emoción doliente del amante “Te esperaré durante cinco lunas, te amaré mientras el sol caliente”.

Hace tiempo que no veo un principio tan bonito como el de Poetisa: “Me enamoré de una poetisa que era un puñal de sol. Era un temblor rielando en el viento. Era sediento su amor…”. Según mi humilde criterio nos hallamos ante el más poético de sus discos, palabra sembrada, palabra floreciente y trepadora. Un enjambre de versos que aguijonea los cinco sentidos. Hay tanta cresta de ola en roca batiendo, hay tanta sombra de pájaro sobre la quebrada rota …

Cómo se mece el duende en los primeros compases de Se va el barco a la laguna, entre palmas y guitarra. La voz se vuelve dulce y se adentra en una historia clásica alumbrada por el verbo. Suena en la lejanía a Habanera, y es que Desatinos Desplumados tiene naturaleza de crisol de músicas con un hilo de inspiración.

Una de las estrellas indiscutibles por su progresión, por el ritmo de caja y por unos memorables coros de Juan Carlos García es La Maturranga. Nace con vocación de clásico atemporal. Una composición de belleza hipnótica con vestido armónico de nostalgia y ensimismamiento difícil de superar.

“Amanecía sobre el puerto y en mí el hechizo se afianzaba. Aunque eso a ti no te ha importado porque hace meses que cogiste otro rumbo.”

Mal hombre es el corte número ocho de Desatinos, de nuevo nos encontramos con una pieza donde las sonoridades, siempre basadas en la guitarra, añaden ritmos y una suave percusión. Un descanso entre tanta emoción excelsa.

Encaramos los tres últimos temas de este número 9. Tres piezas de una calidad extraordinaria.

Si nos damos el festín, elegancia sonora y un texto que desarma. Manolo (de nuevo) encontró la mejor manera de hablar de entrega, de enamorarse:

 “Si nos damos el festín de rasgarnos la niebla de las almas”

Ingrávido es un tema con ritmo de trote elegante, de cortejo de caballo de crin larga, de alazán enamorado. La belleza de esta letra es enloquecedora, plástica su música, su acompañamiento de palmas. Bien vale este disco el siguiente párrafo:

” Ya no es el estandarte que ondea sobre la torre. Ya no es el estandarte que libera, que ondea sobre la torre, si no el ingrávido perfume del poema”.

 Ingrávido, la otra acepción de levedad.

Stromboli tiene la capacidad de poner en movimiento los pies y naturaleza de eco que se repetirá en tu cabeza hasta la saciedad. Déjate llevar y disfruta, que tus hombros bailen al son, que los paños de su historia se peguen a tu piel, y canta:

 “cené con una mujer que pretendió llevarme a Stromboli, cené con una mujer que pretendió llevarme a Stromboli”

Aisha, la que se siente viva, se derrama, se esparce como espora de luz, conecta con la tradición de Con los hombres azules, bebe de las fuentes de Sara. Y es que esta instrumentación le sienta de maravilla al Maestro. Emoción en el límite justo de la caída, un reto para la piel, una pócima infalible que te cimbreará como palmera ante el alisio.

“Búscame, te esperaré en los mares de la calma.

 Búscame, no escaparé a tus confines que enlazan.”

Termina el cd con una revisión enriquecida de un tema que nos conquistó en su formato de maqueta, Busco cielos. Un texto con uno de los leitmotiv de García, la búsqueda constante del arte y la vida en los márgenes de lo establecido. Olvido araña con su violín y la dulzura de sus coros. Belleza multiplicada.

En definitiva, estamos asistiendo a una entrega doble que reafirma la elegancia y la apabullante creatividad de uno de los mejores músicos contemporáneos de este país. Veintisiete escalones de luz que nos preparan para volar bajo la lluvia de barro más cerrada, para dejar atrás la rutina como estela de barco, para arrastrar la tempestad y vibrar en el infinito de mareas que sólo algunos conocen.

Veintisiete escalones de ámbar para atrapar nuevos fragmentos de vida.

Texto y Foto: José Lucena