Manolo García: “Lo importante es hacer agradable la vida a los demás”

El cantante catalán presenta esta noche en el Bilbao Arena de Miribilla su disco ‘Todo es ahora’, con una doble banda de hasta quince músicos.

Manolo García tira la casa por la ventana en su gira actual, en la que presenta su sexto disco en solitario, Todo es ahora (Sony), con una banda doble, músicos estadounidenses incluidos. Todavía quedan algunas entradas para disfrutar hoy de su concierto en el Bilbao Arena de Miribilla, “más roquero” que nunca y con guiños puntuales a su pasado en El Último de la Fila. “Esta gira es una celebración de la vida”, asegura el músico.

“Y ahora vuelvo a empezar, es tiempo de retornar”, canta. ¿Elogio a la carretera?

-Claro. Hay que reinventarse, a uno mismo y a la vida. Y volver a ilusionarse y a tener esperanza aunque todos subamos y bajamos en esta montaña rusa. Ahí, la música es una gran ayuda para sobrellevar los días. Mi manera de reinventarme es hacer canciones, la carretera, conocer personas y ser inquieto.

Se le ve feliz en el escenario, pero le imagino igual vestido de persona ‘normal’.

-Totalmente. Uno acaba hartándose hasta de lo que más le gusta si abusa de ello. Todo hay que dosificarlo y me va bien así. Sacar agua del pozo cuando solo queda barro es imposible, por eso me tomo mi tiempo y vuelvo a mi condición de civil, de ciudadano anónimo, para pintar y llevar una vida más tranquila. Me concilia con mi pasión musical.

Llega a Bilbao con una gira especial.

-Porque estoy con unos músicos estadounidenses que han tocado con Springsteen, Bowie o Lennon y con los que grabé el último disco. Es en la primera parte, en la que tocamos canciones de los dos últimos trabajos, y luego está mi banda haciendo otras más antiguas. Lo estamos disfrutando mucho, emocionándonos de cómo tira todo. Es una celebración de la vida y de la cultura, un elemento volátil pero que cuando te toca, lo hace muy profundo.

Suena más roquero que nunca.

-Sí, es un territorio que me gusta aunque haya experimentado otros más mestizos cuando me fui a grabar a Grecia o Brasil. Ahora tiro hacia lo anglosajón y los años 70, a la música que descubrí cuando me formaba como artista y persona. Aquellos músicos y conciertos, así como la primera radio, en mono, nada de estéreo, me marcaron y aumentaron una curiosidad que sigue hoy. La música es sagrada y un impulso natural, no puedo vivir sin ella, oyéndola y creándola, aunque tenga otras cosas que me gustan mucho. La música y pintar le dan sentido a mi vida.

¿Es cierto que se juntan hasta quince músicos?

-En algún momento. Esta gira es un regalo, cumplir un sueño que surgió hace 35 años. Primero con grupos de orquesta y luego con Los Rápidos, Los Burros y El Último de la Fila. Algo de ellos suena pero no soy Superman para poder hacer cuatro horas de concierto. Hay muchas canciones que se quedan fuera y me encantan. Las tocaría todas (risas).

¿Tener dos bandas es rentable económicamente o una locura?

-No te cuento mi vida porque es un disparate (risas). Lo importante es ser feliz y me apetecía hacerlo, para que el público disfrutara también. Mi propia banda se ha crecido con los músicos estadounidenses; está de subidón. ¿Locura? No, lo que prima es la gente diga que ha merecido la pena al final del concierto, aunque no se repare en gastos. Dicho en sentido metafórico, que también hay que tener en cuenta la economía. Soy como los anuncios de comprar dos por el precio de uno. Sé lo que cuesta una entrada y cómo está la vida, por eso doy el máximo.

El escenario es casi una selva. ¿Es fruto de su filosofía ecologista?

-El diseño de cada gira cambia y colaboro en ellos porque deben ofrecer un alma propia del artista. Este año he optado por un tema vegetal, por un entorno cálido y apacible, porque la gente sabe que creo en la naturaleza como la madre, la que nos lo da todo. Pero no soy pesado, cada uno…

Le canta a exprimir la vida y a sentir.

-Es mi pequeña filosofía de bolsillo. Busco el lirismo y una cierta entonación poética pero sin contar muchas cosas personales. Hago una macedonia con lo que siento y también de lo que veo y escucho. La ficción es también materia de trabajo, también cuando pinto, y luego que la gente los interprete.

Cita a Lou Reed y en una canción agradece a Bowie “una vida haciendo feliz a la gente”. Como usted ¿no?

-Es la música que descubrí en los 70, junto a Kinks, Jethro Tull o Pink Floyd. Fue un patadón del que no me he recuperado, aunque disfrute también con Green Day o Nirvana. Sobre lo otro, es cierto que a pie de calle me hablan de conciertos o canciones que les han marcado. La gente es muy tierna y cariñosa. Quien toque con intención poética y entrega da vida, al igual que el carpintero o el conductor de autobús que se ducha y conduce con delicadeza (risas). Lo importante es hacer agradable la vida a los demás.

No es el único guiño, también se los hace a Federico García Lorca y a Antonio Machado.

-Soy un lector compulsivo, tengo que leer a diario. Y sumaría a Borja, Azorín, los poetas del 98, Gil de Biedma… Y pintar, igual, o visitar museos o cines. Rechazo el mundo industrial y tecnológico, y tiendo a la naturaleza porque nuestra cultura es agresiva con el ser humano. No hago caso a las redes sociales y apenas uso el móvil porque me falta tiempo para los amigos, mi música y disfrutar de conciertos o de un paseo por la playa. Y no es una crítica, lo importante es ser libre y disfrutar. Cada uno…

Me dijo un día que luchaba para que el mundo no le comiese y esa frase forma parte de una de sus últimas canciones.

-(Risas). Siempre voy con un bolígrafo y una libreta cuando camino. Ahí se me ocurren cosas al respirar a pleno pulmón y las voy incorporando a las canciones. Vendrá de algún puzle de esos.

También canta “tocado pero no hundido”.

-Sí, hay que luchar porque hay políticos con hielo en la cabeza, y luego está la mayoría de la población, la que trabaja y lucha por salir adelante como buenamente puede. No deben conseguir quitarnos la alegría, ni acojonarnos, ni dejar que queramos mejorar el mundo.

Para la despedida, me viene otra estrofa suya reciente: “Salud y larga vida amando”

-Sería un buen lema para unas camisetas ¿no? Podría ir con algo bonito y colorido, como un limón o una naranja (risas).

las claves

“Mi manera de reinventarme es hacer canciones, la carretera, conocer personas y ser inquieto”

“Esta gira es un regalo, un sueño que surgió hace 35 años… La música y la pintura le dan sentido a mi vida”

Fuente: Deia – UNA ENTREVISTA DE ANDRÉS PORTERO – ENLACE