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Manolo García: «Soy como un dios tontete que se inventa cosas»

El cantante barcelonés reaparece con ‘Geometría del rayo’, un disco que le llevará por primera vez al Palau Sant Jordi, el 20 de de octubre

El que fuera cantante de El Último de la Fila desarrolla su imaginario sonoro y poético en ‘Geometría del rayo’, un disco que le llevará por primera vez al Palau Sant Jordi, el 20 de de octubre.

Un disco que comienza suave.
Sí, es premeditado, porque el orden de las canciones lo decido yo y hago mi camino de manera intuitiva. Te vas formando como artista en un mundo de rock, de pop, pero te das cuenta de que hay otras músicas que también te gustan. Ahora mismo estoy escuchando a Aute, Silvio Rodríguez… Cosas un poco antiguas quizá, pero con un significado fuerte, que son un poco como tu piel.

Ahí anuncia al oyente que este es un disco para tomárselo con calma.
Los medios tiempos imperan en el disco, no hay un ritmo trepidante, busca la calma. No hay una necesidad de demostrar nada. Ser músico no es ser deportista, no se trata de batir ningún récord. Hay algunas canciones más rockeras, pero la tónica general del disco es un poco contemplativa, y que no se confunda con ver los toros desde la barrera. No, no, te arremangas y te metes en el lío, pero de otra manera. Guitarras eléctricas, españolas, acústicas… Y piano.

«No hay una necesidad de demostrar nada. Ser músico no es ser deportista, no se trata de batir ningún récord»

Que toca Jordi Sabatés, casi nada.  
Es un lujo. Nunca había trabajado con él. Intenté hacer un trío con Carles Benavent y Toti Soler, pero no cuadró por calendarios y tocan en canciones diferentes. Ha sido un sueño y un pequeño homenaje a músicos de una generación anterior que me dieron vida. Aquella Barcelona y aquella Catalunya de los 70 que se abrían al mundo.

¿Seguía aquella escena catalana ‘underground’?
Evidentemente. Pan y Regaliz, Máquina!… Me he formado con eso. El primer Canet Rock, al que fui solo porque mis amigos estaban en otra historia, y donde vi a Pau Riba. Y los conciertos en Barcelona de Queen, de Rory Gallagher…

Cuando comenzó El Último de la Fila, parecía que tenían un punt de new wave, pero había unas raíces prepunk en el rock de los 70.
Claro, la Barcelona progresiva, de Iceberg, de los cines de arte y ensayo… De chaval estuve en un grupo con el que teloneé a Lone Star. Una escuela magnífica para disfrutar y para aprender. Ia-Batiste, Gato Pérez… Y a la vez comenzaban a llegar Triana, de Sevilla, y Asfalto, de Madrid, y descubrías un mundo de gente que cantaba en euskera. Había un potencial muy guapo. Hace poco, comiendo con Toti Soler, hablábamos de cuando él se fue a Andalucía a aprender flamenco. En este disco he querido hacer ese pequeño homenaje a músicos que son merecedores de medallas y de ‘creus’ de Sant Jordi.

«En este disco he querido hacer ese pequeño homenaje a músicos que son merecedores de medallas y de ‘creus’ de Sant Jordi»

¿En ‘Geometría del rayo’ se siente más cantautor que cantante pop?
Hombre, un poco. Comienzas a poner un pie en la baldosa del creador que tiene una pretensión poética, con un mensaje, un discurso, y quieres ser autor de cosas bonitas, de cosas que muevan el corazón y los sentimientos.

¿Con sus discos desea transportar al oyente a otra realidad?
Totalmente. Tengo una pequeña norma que no he roto nunca, o solo puntualmente, con El Último, y es no hacer discos con mi imagen en la portada, porque lo importante es la obra, no el autor. Y las obras te emocionan y son el vehículo para disfrutar de la vida. Hago yo mismo la producción, no me gusta que haya intermediarios ni quiero productores. Libertad total.

Da la impresión de que cada palabra está elegida no solo por su significado sino por su sonido, para estimular los sentidos.
Sí, el léxico es una baraja con muchas cartas y acabamos cogiendo cuatro: mola, tío, tronco, guay… Es como un callejón que se va haciendo estrecho y que reduce las posibilidades de flotar y volar. Yo también hablo así a veces, pero cuando escucho a Adrià Puntí o a Quimi Portet pienso, muy bien, compañero, tengo que ir al diccionario de toda la vida, el María Moliner, y ponerme a viajar, vuelo sin motor. Yo aún puedo decir que he visto abuelos míos segando y es emocionante. Son cosas antiguas, humanas, que te dejan bien puesto encima de la tierra, y con dignidad, y el mundo moderno a veces me marea.

¿Qué le parece que se tachen sus letras de crípticas, poco comprensibles o esteticistas?
A mí me gusta hacer ‘cadáveres exquisitos’ conmigo mismo, escribir una frase hoy y otra mañana que no tiene nada que ver, y luego juntarlas. Lo hacían Lorca y Dalí, y en este disco lo he hecho un poco, para que luego el oyente lo haga suyo y lo interprete según como lo adaptes su pensamiento. No tengo la intención de darlo todo masticado. Me gusta el cine de autor y libros como los de Bolaño, Juan Rulfo, Delibes…

«No tengo la intención de darlo todo masticado. Me gusta el cine de autor y libros como los de Bolaño, Juan Rulfo, Delibes…»

¿Y el realismo mágico?
No, me aburre un poco, la verdad. Me gustan Pla, Baroja, Faulkner… Gente que tiene su imaginario, sus personajes… Es importante tener tu mundo de fantasía propio. La música y las letras son una excusa perfecta para viajar. ¿Qué significan mis letras? Pues lo que tú quieras. Hago relato corto y cuento cuentos a mi manera. Cuando soy músico vivo en un mundo de ficción que me satisface, soy como una deidad absurda, como un dios tontete que se inventa cosas y al que luego le dicen “oye, esta tontería que nos cuentas me ha gustado”. Pues eso, ¿para qué escribimos y hacemos cosas? Pues para existir.

Hay otra rama de músicos en el disco, con gente como Gerry Leonard y Zachary Alford, que han trabajado con Bowie, Springsteen…
Vinieron a tocar en la última gira y estuve muy bien con ellos, gente no solo profesional sino encantadora. Los anglosajones son los inventores del rock’n’roll y son maestros. Tienen la fórmula, y eso no quiere decir que con los de aquí no trabaje bien. Cuando cambio de equipo no es porque no me guste el anterior, sino porque me pongo un reto: sorprenderme a mí mismo. Sentir que estoy en la cuerda floja me da vivacidad.

¿Hay mitomanía en su caso, aprovechar para tratar de saber más de esos ídolos con los que han trabajado?
¡Por supuesto! Ellos son unos caballeros y lo malo no se cuenta y yo tampoco se lo pregunto. Zack fue batería de The B-52’s. Esta gente te cuenta historias bonitas y curiosidades. Sara Lee, que tocó en el disco anterior y estuvo en la banda de Ani DiFranco, me contó que había sido bajista de Bob Dylan durante cinco minutos. Fue a una audición con él y cuando Dylan le dijo qué canción iban a tocar, ella preguntó en qué tono. Solo pidio eso, la tonalidad, algo muy normal. Pues Dylan se dio la vuelta, comenzó a tocar… y adiós. Ya le llamaremos. Pero yo soy ultrafan de Dylan, y eso es solo una anécdota.

Dylan o Bowie han tenido etapas distinguibles, mientras que en su carrera hay una continuidad.
Yo voy haciendo. Soy de Poblenou, hijo de obreros, de payeses pobres, sin tierras… Hago canciones con lo que tengo.

Hace un par de años, con Quimi Portet, dieron la sorpresa con aquellos conciertos de reunión de Los Burros y Los Rápidos, que terminaron con canciones de El Último. ¿No se sentaron a hablar de una gira?
No, no, porque tanto él como yo somos personas con un discurso propio muy claro. Vamos a lo nuestro. Con El Último componíamos al 50%, pero esto ya está hecho. Y los dos hemos seguido haciendo discos y no tenemos carencias en ese sentido. Estamos servidos.

Este disco lo presentará en el Palau Sant Jordi, donde actuará por primera vez. Hace cerca de 20 años dijo a este diario que actuar en locales tan grandes como ese era un disparate.
Sí, dije que nunca lo haría, ya lo sé. El tema de los conciertos grandes es un sufrir. La última vez, en el Fòrum, al aire libre, lo pasé mal, media hora antes de abrir cayó el diluvio universal. En esta gira le estuvimos dando vueltas: ¿dónde lo hacemos? Y al final me he visto obligado. El lugar grande y cerrado que más me gusta de Barcelona es el Palau d’Esports de la calle Lleida. Allí vi a tantas bandas… Pero ya no se puede. Dije a mi oficina que iba a quedar fatal, porque es verdad que dije muchas veces que no actuaría en el Palau Sant Jordi, pero, bueno, todo el mundo tiene derecho a cambiar de opinión al cabo de los años.

«Yo nací en Barcelona, soy catalán de familia castellana, y veo que hay que respetar a la gente que siente su patria y sus orígenes»

En una de las nuevas canciones dice “nunca es tarde para las palabras”. ¿Tiene que ver con el momento político.
No, aunque es cierto que estamos sufriendo por la situación actual. Nunca es tarde para ser feliz, para emprender nuevos caminos… Es mi filosofía de bolsillo. Lo otro lo tienen que arreglar los políticos.

En vísperas del 1 de octubre emitió un comunicado en el que advertía de que “humillar no es el camino”.
Ya hace años que se comenzó una humillación política y civil. Un mandatario debe tener la vista puesta en todas partes, hay que ir a ver las goteras de cada casa y entre todos decidir cómo arreglarlas, por las buenas y con diálogo político. Es su obligación. Cobran por eso y no lo están haciendo bien.

¿Le preocupa?
Me da pena que no trabajen en la dirección de arreglarlo de la mejor manera para todos. Que no trabajen para la gente. Van a su bola, son los dioses, “panem et circensem”. En Suiza, por ejemplo, deciden las cosas entre todos. El político tiene la obligación de afrontar las cosas y, si no, que lo deje. Yo nací en Barcelona, soy catalán de familia castellana, y veo que hay que respetar a la gente que siente su patria y sus orígenes. Los gobernantes de hoy solo piensan en ellos y en pasar sus cuatro años de mandato, y hay que escuchar a todo el mundo.

Fuente: El Periodico – Jordi Biancioto – Foto Ferran Sendra – ENLACE

Geometría del Rayo, por José Ángel Lucena: » Dejad que el espíritu sienta, que sonría…»

Primer vagar confuso y sentido. Tropiezo en un mundo familiar del que no conozco las señales. Manolo García se vuelca en un inmenso lienzo lleno de amor y consignas de vida. Un recorrido hiriente por la piel y la sensibilidad. Quince temas y un rizo, 15 canciones y un recrear. No vuelve, abre nuevas puertas, tonos donde reconocemos un artista íntimo xxx. Melodías de sentido mensaje, guitarras con la energía heredada del “Todo es ahora” y una senda nueva y distinta con aromas de ternura y teclas de piano. Es un disco de muchas escuchas, es una enciclopedia de armonías y belleza desmedida. Desde el primer tema con tacto invisible que acaricia, esta obra se abre y expande.

Tu Voz es esa canción que flota entre nosotros y que nos guía con mano firme y tendida. Uno de esas composiciones que no se crea, se descubre como el astrónomo conecta las estrellas formando constelaciones. Me deshago pensando en un piano sobre el escenario, y un blanco haz de luz que pare el aire, que detenga las miradas de los amantes y la palabra amor.

La llamada interior sugerente, suave, sutil. Un cuadro de mimbres surrealistas, una reflexión sobre el día a día y la lucha contra la rutina y los días adocenados, empaquetados, prefabricados y la arrebatadora necesidad del latido en el pecho que nos rejuvenece, que nos renace. De nuevo el amor que nos bautiza en sus fuentes y nos salva; la renovación del tiempo y su ritmos.

Las puntas de mis viejas botas conecta con La Llamada interior y lanza su potente mensaje: “No os durmáis, no paréis”, caminad, que la vida no entiende del polvo ni las horas muertas, que la vida se endurece y pierde todo brillo. Directa como un quejío, sentida como el pulso en la garganta. Suave, suave como un vals.

Humo de abrojos, la torpeza y el cortejo, quizás un encuentro que prende todos los fuegos y la historia de un cachorro patoso y torpe porque en cuestiones del corazón siempre estrenamos la locura. Manolo y sus requiebros de calle y poesía “Recuerdo haberte entrado desbarrado ya, sin medir el roto.”

Océano azul la siento mía desde el primer momento, igual que siento que este cd destila amor y ternura por los cuatro costados. Sensaciones que tejen cada momento de una relación, conectadas memorias del cine y la música, libertad y enajenación. La felicidad y la dependencia; y como las relaciones se desdibujan en el mundo y se anclan en la memoria. No paséis por alto la armónica, es una delicia. Las dos versiones son magníficas poco más que decir que estamos ante el nacimiento de un nuevo himno.

Ardieron los fuegos tiene una de esas melodías que busca cobijo sin preguntar en lo más profundo de tu cabeza. Una letra que se repite desde el primer instante y te obliga a decir “Y ardieron los fuegos y nos comimos la tarta entera, y cuando nada quedaba, aún era tanta el hambre que nos comimos hasta las velas”. Imprescindible, engañosamente naíf, con tan sólo esta frase, se hubiera justificado la canción: “No hay mejor guía, decías, que el tenue brillo de las estrellas”. Os propongo hacer fuego en la balsa a riesgo de dejarla sin tablas por que la pasión no conoce otra vía y los amantes son carne de pasión henchida.

El frio de la noche, está hecha de girones de sentimiento y talento, de nuevo “despierta”, levántate, desabróchate las ganas, bebe vientos de frio glacial, descarcha el alma y canta, canta desaforado y sincero, aprovecha cada latido, que en cada parpadeo se vuelva cenizas la rutina. García en estado puro, emoción desbordante y feroz. Me la guardo para siempre, me la guardo y la comparto.
Ruedo, rodaré o como aceptar la ruptura. De esta me parece soberbio “Te ame cuando los hombres ya pacen, en esa hora tan incierta… Yo que me creía a salvo” y es que la vida de pareja exige la alerta y la entrega, y entre besos la caricia veraz del cuido, y una escoba de espantar rutinas.

Quiero esa pasión, el amor y sus vacios y como cuando se marcha se vacía la mirada y el pecho pide las ganas, y la piel fría, desamparada, busca manos que la despierten e ilusión y rumor de olas en el paladar. Impresionante la combinación de instrumentos, maravilloso el dúo García-violín, violín-García Un romance para no olvidar, tiene algo de aleteo y florecer, algo del perfume que se consume en las noches de obsesión y distancias.

Si todo arde, un mensaje potente que no deja indiferente. Energía de guitarras para defender al individuo frente al conformismo y lo impuesto. Tiene un toque hipnótico reforzado por Leonard y Goldenberg. Hacia la historia baldía, hacia la historia baldía.
Dime dónde está. Nace un clásico sobre parihuelas de piano y voz templada. Una canción de tono marinero, de verbena y baile agarrado de paso quedo y voz engolada. Un nuevo camino a recorrer. Una sorpresa, no, un regalo.

Me gustas. El disco ha creado el momento idóneo para cantarte al oído y llega esta balada de corazón y besos, de andar con pies descalzos sobre el piso y giro de faldas al viento. Una tonada íntima de mirar a los ojos y repetir despacio, entre los labios, para que las palabras se abran paso y sean más verdad. Guitarra, percusión suave y mecida, voz templada, atemperada. Como el propio tema dice un camino oculto que ha sabido encontrar. Sin duda un murmullo que brota de los adentros y que se quedará entre nosotros.

Urge. Otra de las líneas básicas de este trabajo, en clave de consigna poética. Lo que urge en este mundo, esa necesidad reencontrase con la naturaleza, el arte, con la calma. Un base eléctrica a medio tiempo, un espacio reflexivo y emotivo. “Urge abolir lo impuesto con mentiras, urge apartar a esos que patean los sembrados…. Demos paso a la vida. Si apretamos demasiado ya no tendremos salida.”

La gran regla de la Sabiduría. Puntadas de guitarra y batería entre las claves de la receta de la sabiduría. Mejor que tratar de satisfacer más necesidades, las reduciré. Una proclama directa a la conciencia, un manifiesto sentido, una fórmula que sin duda, funciona.

Con la promoción de salida viene un single con dos temas más, Crepúsculo creciente y ya me dirás. Entiendo que Crespúsculo creciente esté en un cd aparte, entiendo la necesidad de sacar la canción, aunque estuviese cerrado el disco, la primera vez que lo oigáis seréis suyos para siempre. De una melancolía dolorosa, cuerpo de enredadera y raíces poderosas que la harán crecer hermosa y fuerte. Un instrumento del arte para desnudar el espíritu.

Ya me dirás es un cuadro de abstracción e imágenes oníricas, un canto desolado y metafórico, un grito de desamor a la espera de nuevas oportunidades. Fragmentos de dolor y ansia. ¡¡ ¡Como muerde esta frase!!!, “Sí se te coge el alma algunos días, ya me dirás dónde te metes. Qué ya no sé encauzar derivas, que queda muy atrás el tiempo aquel en el que fui grumete”. ¡Cómo pintan las frases el escenario!, “Donde la ropa tendida restallando, me desprende del calor de tus palabras”.

Este trabajo puede ser el mejor de los que salió del taller de alquimia y remiendos del espíritu del doctor García, no sólo las canciones, la presentación, el diseño es una joya. Es un placer tenerlo entre las manos. Puede descolocarte de entrada pero para aquellos que no conozcan los síntomas les diré que están ante un claro episodio de síndrome de Stendhal.

Acostumbraos hemos partido a nuevo rumbo, pasearemos a luz de otras estrellas y beberemos plácida y calmadamente en pozas de agua fresca. Dejad que el espíritu sienta, que sonría, que se emocione y sobre todo que beba a sorbos tanta belleza. Nos vemos en cualquier concierto con la misma necesidad de VIVIR de siempre.

Manolo García: “Los proyectos han de ganar a los recuerdos”

El artista renueva su compromiso musical con su nuevo disco ‘Geometría del rayo’
 

Manolo García, ese gran entusiasta. Acaba de publicar su séptimo disco, y escuchar sus argumentos, notar con el énfasis con el que lo defiende y percibir su ilusión resulta inevitable. Y sí, todos los artistas están contentos con sus nuevas obras, pero algunos lo parecen por rutina, mientras que García (Barcelona, 1955), o es un embaucador a la altura de Victor Lustig o realmente se inflama hablando de La geometría del rayo,«sí, el título es una licencia poética», responde a la última pregunta. De igual manera se puede intuir la respuesta sobre su visión de futuro: “El futuro son proyectos, las nuevas ideas. Sé que tengo ya más por detrás que por delante, pero creo firmemente en que las mejores canciones están aún por llegar. Los proyectos han de ganar a los recuerdos». Manolo en estado puro, «no quiero jubilarme nunca». Quizás por ser un hijo de la nada que lo ha alcanzado todo ahí sigue, ética proletaria por delante: «Ya me aseguré de escoger un buen camino en el que no podía fallar».

De entrada sorprende la cantidad de músicos con los que ha grabado el disco, un total de 19: ¿una forma de lograr un sonido con la calidad que no se había conseguido en otras épocas? Manolo sonríe antes de responder «hombre, algo de eso hay, pero también un no querer apoltronarse con un equipo estable que te haga el disco de memoria porque te conoce al dedillo. Si cambio tanto de músicos es porque no quiero dejarme llevar por la rutina» ¿Y siendo músicos que han tocado con grandes estrellones, nunca, ni la primera vez, se sintió pequeñito a su lado? «Nunca» responde raudo, «ni la primera vez. Este es un mundo de emociones y de egos y todos quieren ponerlos sobre la mesa. Los músicos huelen la inseguridad y entonces estás perdido. Yo tengo muy claro lo que quiero y pauto a mis músicos, lo que no obsta para que acepte puntos de vista, pero has de mostrarte muy seguro». Pero es de imaginar que a músicos como Jordi Sabatés, Toti Soler o Carles Benavent no les marcó de cerca.»No, a ellos no, son artistas que siempre he admirado y les debo el respeto artístico y el de la edad. Están en el disco como un homenaje». Y hablando de edad, ¿ve sustitutos para los artistas de primera fila de su generación?, porque parece que de momento no los hay. «Hombre, alguien saldrá. La vida sigue y alguien aparecerá», responde Manolo en la única respuesta que parece tibia y prudente.

“Hay que abrir vías, buscar nuevos caminos, otras sonoridades, abrir ventanas”

Porque en Manolo siempre hay un deseo de no ofender, de evitar polémicas estériles. Incluso si se habla de la controvertida OT. «Yo respeto a quienes lo siguen y a los artistas que aparecen allí, me alegro por ellos, pero programas así no hacen bien a la música, yo creo que ya hay bastante con la emulación y debería primarse el talento creativo. No se lleva esto, pues lo acepto, pero me apeno». Al hilo de la creatividad, este disco de Manolo sorprende de entrada por un inicio con piano, un instrumento casi completamente ajeno a su cancionero. «Es que hay que abrir vías, buscar nuevos caminos, otras sonoridades, abrir ventanas, sorprenderse a uno mismo», dice antes de explicar la canción menos García del disco, Dime dónde estás: «Fue cosa de Jordi Sabatés, yo le indiqué más o menos el tono y él salió por ahí, me encanta, la verdad, no le invité para que tocase lo que yo quiero, sino lo que a él le salía». Hay más novedades, como por ejemplo un aumento considerable de medios tiempos y baladas, ¿cuestión de la edad? Manolo sonríe y busca un amable sinónimo. «Es cosa de los biorritmos, y ahora me apetece más ese registro que el guitarreo, que por cierto también lo hay». Cierto, pero abunda más la pausa que la velocidad,.»Sí”, admite, “me siento más cómodo. Ya no me apetece dar saltos y correr como antes. Los medios tiempos llegan con los años»

Pero pese a todo, edad, biorritmos y como quiera que se llame esto de envejecer, aunque sea juvenilmente, el amor siempre está presente en las letras «Así es, pero no se trata de un amor pasional y juvenil, menos aún un amor de pareja… de trio o de lo que se tercie. Yo escribo relato corto y, en todo caso, sobre un amor abstracto, un amor a las personas en general, una pasión por todo con carga emocional y espiritual para complacencia del ánimo». Y también habla de ecología y hay letras sociales. «Pongo mi granito de arena para describir un mundo un poco marciano, digamos. Todo acaba fagocitado por el sistema, que sólo nos ofrece vacuo pan y circo para mantenernos flipados, pero al menos doy mi punto de vista, minúsculo, si quieres, pero ahí están mis cocecillas. De hecho cada vez cuesta más autogestionarte, llevar el control y evitar que te lleven al huerto». Aún con todo, el espíritu positivo de Manolo bulle en Si todo arde. «Sí, no hay que perder la esperanza ni pensar que todo va a peor, pese a que muchas cosas te desarbolen, no concibo otra manera de estar en el mundo, hay que resurgir, porque si el mundo arde, arderemos, pero una vez ardidos, volveremos a resurgir de las cenizas”

Fuente: El Pais – Luis Hidalgo – Foto Juan Barbosa – ENLACE
#ManoloGarcía #GeometríadelRayo El País

Quimi Portet estrena videoclip del avance ‘Central de biomassa’

El cantante Quimi Portet ha estrenado el videoclip de la canción ‘Central de biomasa’, avance de su disco ‘Festa Major d’Hivern’ que saldrá a la venta el 6 de abril, ha informado la discográfica Fina Estampa en un comunicado.

Entre el surrealismo y el ‘subruralismo’, su propuesta está rodada en exteriores, y trata de evocar a la ironía, la sensibilidad y el rock and roll de su nuevo disco. Portet estrenará el álbum en directo el 20 de abril en el Auditori de Girona, dentro del festival Strenes, y se presentará en Barcelona en la Sala Apolo de Barcelona, dentro del Festival del Mil·leni.

Fuente: La Vanguardia – Europapress #QuimiPortet #CentraldeBiomassa