Manolo García lleva cuatro horas atendiendo a los medios en la presentación de su nuevo disco. A pesar de ello, hace gala de un buen humor envidiable. «Llevo muchas batallas», reconoce. «Además, hoy es un día para estar contento y feliz: presento disco», añade.

¿Qué trae de nuevo Días intactos’?

Trae una ilusión renovada. Nuevos sentimientos, ganas de aprender, de tirar hacia delante y ganas de participar.

¿Había perdido la ilusión?

Nunca. Pero siempre hay que buscar nuevas ilusiones porque si no corres el peligro de caer en una cadena de repetición. Siempre trato de no acomodarme en una misma cosa.

Fuente: Publico – ENLACE

Precisamente los más críticos siempre le acusan de ser repetitivo.

No estoy de acuerdo. En mis discos sólo hay una cosa en común: que hago canciones. Pero cada uno de ellos es distinto, tiene una sonoridad diferente al anterior. Es cierto que todos tienen un poco del anterior, pero porque siempre avanzo con un pie detrás. Quien me acusa de eso lo hace con mala fe.

Cuando compone una canción, ¿qué busca?

Un músico no arregla el mundo, pero lo puede hacer mejor. La música mejora a las personas, les enriquece espiritualmente. Una canción no cambia el mundo, pero es una aportación.

¿Qué hay que cambiar?

El reparto de posibilidades para vivir. No puede ser que unos tengan tanto y otros absolutamente nada. Esto hay que arreglarlo y ya es una cuestión planetaria. Estamos todos en el mismo barco. Y el consumismo es uno de los mayores males de la humanidad.

Habla como un indignado del 15-M.

No es para menos. Lo que más me gusta del 15-M es que cada uno aporta su grano de arena y toda su ilusión. Es emocionante ver que mil ciudades en todo el mundo salen a decir que los políticos son malas personas y que basta ya de seguirle el juego a los banqueros.

Hay gente que acusa al movimiento de violento.

Hay que ser conscientes de que la primera violencia la generan los estados, los bancos, lo que se llama los poderes fácticos. Siempre se dice que la violencia genera violencia pero hay que cerrar el círculo y dejar la violencia aparte.

¿Qué piensa de la crisis actual por la que está pasando la SGAE?

Es lamentable. Teníamos al enemigo en nuestra propia casa. Ha pasado como con la sociedad, unos líderes han tomado medidas en contra de la gente a la que representan. Pero hay que decir que no somos 50 personas, hay gente que no queremos cobrar a las peluquerías, ni en las bodas, etc.

¿Algún día volveremos a ver a El último de la fila encima de un escenario?

No. Tuvimos muchas noches de gloria dando mucha tralla encima de los escenarios. Nuestro momento como banda se terminó. Bien está lo que bien acaba.