El auditorio Baluarte de Pamplona acogerá esta tarde, a partir de las 20.00 horas y con las entradas agotadas, la actuación de Manolo García, estrella aunque no lo quiera del rock estatal y espejo, aunque tampoco lo quiera, en el que debieran mirarse las nuevas generaciones de músicos.
Llega a la vieja Iruña en la recta final de la gira de ‘Los días intactos’. A estas alturas, ¿queda alguna parte virgen, por descubrir, de este álbum?
Sí, alguna sí, ya que de las 14 canciones del disco estoy tocando nueve o diez… Y alguna nunca la he tocado en directo, así que todavía permanece virgen en ese sentido. Y, por otra parte, está el tema de que las canciones, cuando las grabas, tienen un aire y una vida, pero luego, en directo, cogen otra dimensión. Es algo curioso, porque se reinventan cada noche, dependiendo de aspectos como el estado de ánimo, lo que provoca que la canción no esté intacta pero sí fresca.
Suele suceder en los grupos jóvenes que sus letras, o incluso los títulos de sus canciones, encierran declaraciones de intenciones o de principios. Lo extraño o curioso es encontrárselos en discos de artistas veteranos, como sucede en ‘Los días intactos’ con canciones como ‘Lo quiero todo’ o ‘Cabalgar hasta la eternidad’.
Tiene una explicación muy sencilla: ya que no voy siendo tan joven, pues intento ser jovial (risas). Es ir un poco a la desesperada, pero a veces, con un par de cervezas, buena compañía y unas buenas canciones puedes llegar a engañarte a ti mismo (risas).
Manolo García nunca ha vendido canciones para publicidad, no cede temas a musicales, le repateó que le versionaran en ‘Operación Triunfo’ y no permite que se desmonten los álbumes para hacer un grandes éxitos… ¿Hasta cuando los músicos, los rockeros, van a poder mantener esta dignidad visto como está el patio?
Es difícil, muy difícil, porque contra tu propia voluntad o tu ética personal, hoy en día, el tema de la tecnología nos ha ganado la mano, ya que, aunque tú no lo quieras, aparecen facebooks o youtubes donde hay alguien poniendo anuncios con una música tuya de fondo. Es algo para lo que yo no he dado permiso, pero apareces cantando en un anuncio de relojes o, como en un concierto el otro día en Zaragoza o Vitoria, donde anunciaban una marca de gaseosas o yo qué se… Es algo difícil, pero tu postura siempre la puedes defender y dejar clara, aunque al final sea agotador, ya que, realmente, te pasas la vida desmintiendo acciones o comunicados. Es complicado, pero si quieres, y aunque te cueste las 24 horas del día, puedes defender tu postura y debes hacerlo si así lo sientes. Yo tengo mi ética, que no creo que sea mejor que la de nadie, solo es la mía, pero la defiendo a capa y espada. Ahora mismo, por ejemplo, me han pedido hacer una celebración del disco Arena en los bolsillos, porque se cumplían 15 años o yo que sé, y les he dicho que no. Perdón, pero qué celebración ni hostias, yo celebro lo que me sale de los cojones; yo no tengo que beber champán el 31 de diciembre, yo beberé champán el 4 de enero pero porque me apetece. En este sentido, me apetece mucho más hacer nuevas canciones, pensar en nuevas ideas o en la lista de músicos con los que me gustaría trabajar para el nuevo disco… Me parece, además, que esa es mi obligación; si voy de músico, de compositor de canciones, tengo que estar atento a lo mío y no a las chorradas. Y si, máxime, te ganas la vida decentemente con tu trabajo, de putísima madre, no quiero más. Me propuse a mí mismo cuando era un crío ser músico, y he tenido la suerte de poder realizar este sueño.
En Barcelona han sido seis conciertos y en Madrid serán siete con la actuación que pondrá broche a esta gira. ¿Qué le lleva a un artista a realizar el sobre esfuerzo de ofrecer tantas fechas en lugar de concentrarlas en un recinto más grande?
Tres cuestiones, principalmente, y sin pretender ponerme medallas. La primera, que los conciertos grandes, que por suerte para mí he podido hacer muchos, no son lo mejor para la música; son lo mejor para la fiesta o para una descarga de energía y adrenalina, por parte de las bandas y del público. Pero, musicalmente, no es lo óptimo, ya que en ocasiones aporreas en lugar de tocar, y das alaridos en lugar de cantar, ya que tienes la sensación que debes comerte a esas 20.000 personas porque si no te comen ellos a ti. Después de mucho tiempo de hacer esto, de lo que no reniego, aunque también es cierto que era más joven, porque lo he disfrutado, me he dado cuenta de que las pantallas gigantes para ver al artista me parecen algo terrible. A mí me gusta la música, no las pantallas para ver al cantante. Y en un concierto grande esto es más difícil, mientras que en un teatro lo tienes chupao; y yo, hoy por hoy, estoy por eso. En segundo lugar, al hacer más fechas, doy más trabajo a mi gente. Manolo García no soy solo yo, sino más de treinta personas trabajando, y si les ofrezco más conciertos, me quieren más, y me gusta que mi gente me quiera. Es cuestión de compañerismo y camaradería, de pensar un poco en los demás. Y, por último, la prioridad para mí, aunque piensen que me estoy tirando el rollo, no es la pasta. Y los conciertos grandes es dinero en grandes cantidades, empezando por el mánager y acabando por el que sea. Interesa más porque es menos esfuerzo para más pasta, mientras que lo que hacemos nosotros ahora es más esfuerzo para menos pasta. ¡Nos ha jodido! Pero es que yo no tengo esa intención. En el momento en que trabajas en la música, y te ganas la vida, de puta madre, ya está, no tengo la obsesión de ir a saco. Y esto también viene de la mano de que no tengo ningún mánager ni una oficina que me presione; mi oficina es familiar, trabajamos juntos desde hace muchos años y nuestra prioridad es vivir, no ganar pasta.
A estas alturas, a sus 57 años, el peligro que más acecha, cuál es, ¿el aburrimiento, la monotonía, la salud, la crisis…?
La monotonía y el aburrimiento, nunca. A mí me atas con unas cadenas, me metes en un saco y me tiras en el Sáhara, vuelves a los dos días y ya ha he montado algo. Yo no me aburro nunca, siempre tengo recursos. El tema de la mierda de la crisis es una putada para todo el mundo, y si no que se lo digan a los millones de personas que están tiradas en la cuneta mientras otros han logrado esto, precisamente, a base de forrarse, y siguen forrándose más. Esto es algo inquietante para cualquier persona: para un músico, un zapatero o un conductor de tranvías. Es inquietante cómo pueden manejar nuestras vidas. Y en el tema de la cultura, también, ya que flipas con las decisiones que han tomado en los dos últimos meses las personas que gobiernan en este Estado. Pero, ¡qué cojones está pasando aquí! Esto es algo que me preocupa de forma general. Y, por último, la salud… Claro, y conforme más años tienes, más, sobre todo si eres el señor hipocondríaco, que cuando se levanta con dolor en la espalda piensa que ya es el fin, que está acabado (risas). Pero, de todas formas, eso es algo que alejo de mí en cuanto me cuelgo la guitarra, enciendo el amplificador o me pongo a pintar.
Fuente: Noticias Navarra – ENLACE