MG: «Producir mi disco es una pequeña venganza hacia las discográficas. Un artista necesita calma para crear sus obras»

El catalán presenta su disco ‘Los días intactos’ en la Rotonda del Parque Municipal de Elche, el próximo viernes.

Ha llovido mucho desde que un jovencito cantaba con un peculiar voz en El Último de la Fila. Más ha llovido todavía desde aquellos primeros Los Rápidos y Los burros. Más de treinta años de carrera, de los que los catorce últimos han sido recorridos en solitario. Canciones de lucha social, de amor, del paso de tiempo. Canciones de vida, en definitiva, escritas e interpretadas desde ese casi costumbrismo musical plagado de metáforas con las que se expresa el artista. Esta última frase, quitando la palabra ‘musical’ estaría más cerca de definir a un artista plástico. Y no es casualidad. Manolo García es un amante de la pintura y ha realizado varias exposiciones, aunque se considera amateur en esta faceta. Una figura musical con personalidad, con pasado, presente y futuro.

-Viene a Elche a presentar su último trabajo, ‘Los días intactos’, inmerso en una gira por teatros. ¿Qué concierto podrán ver sus seguidores?
-Es el primer concierto que haré tras someterme a una operación de apendicitis. He estado un mes apartado de los escenarios por lo que en Elche haré algo así como una ‘reentrada’. Por eso tengo muchas ganas. Vuelvo muy animado y estaré allí dos días antes para ensayar y ponerme a punto. Sobre el repertorio, solemos tocar unas nueve o diez canciones del último disco y repasamos otras cinco o seis de las clásicas de otros álbumes.

-¿Qué aporta de nuevo con ‘Los días intactos’?
-No sabría decir con certeza que aporta el álbum, porque sería juez y parte. Pero intentando hacer un análisis desde fuera diría que es un disco más roquero que otros, como cuando viajaba por Grecia o Brasil y hacía más mestizaje, tomando instrumentos y ritmos de esos países. Para hacer este disco he tardado dos años, por lo que he estado más calmado. Al producirlo yo, no tengo calendarios ni fechas por cumplir. Lo he hecho y publicado cuando he querido y por eso me ha salido más calmado.

-¿Le ha aportado mucha calma la producción propia?
-Hay distintas etapas en la vida musical de un artista. Los primeros años, cuando trabajas junto a una discográfica, hay más urgencias. Si va bien un artista, te exigen otro disco y te acaban por quemar. Creo que para cualquier creador, es más importante el resultado final de la obra que el tiempo en hacerla. Ha sido como una pequeña venganza a años de vasallaje. Ahora he ido a mi bola. A la historia de la música pasa un uno por ciento de las canciones y no depende del trabajo. Pero creo que la manera de mostrar lo mejor de cada uno es trabajar sin prisa para lo que haces.

-Esa calma e independencia le ha calmado. ¿No sería momento de hacer música más crítica ante el contexto social y económico que se está viviendo?
-Hay mucha rabia. El pueblo llano está pagando el pato de la mala gestión política. Los hijos de vecino sufren los recortes de unos gobiernos que dejan atrás la sanidad, la educación y los derechos por los que nuestros mayores pelearon toda su vida con sudor y lágrimas. Es momento para esa música y algunas canciones del disco lo reflejan, pero mi tono musical, en general, ha sido más calmado.

-¿Tiene la sensación de que canciones como ‘Insurreción’, cuya letra vuelve a tener sentido, se aprecian de forma distinta a hace 25 años?
-Hoy en día hay mucha oferta musical. Todo cambia. En los años setenta había artistas como Jimmy Hendrix, Jannis Joplin, los Who, Pink Floyd, que se seguían con mucha fuerza. Pero era otro mundo, porque todo cambia. Ahora la música se ha banalizado, porque la oferta lúdica es muy grande, algo que para mí es cuestionable. Antes, ir a un concierto era una acción de culto. La gente iba a un concierto o dos al año y era una fecha especial. Ahora, pudiendo ir a uno casi todas las semanas, pierden valor. Además, que haya tanta oferta, ha provocado que se merme la innovación, como por ejemplo y sin ofender a nadie, solo hay que ver en general la música ‘indie’.

-¿Cree que pese a estar de moda, el ‘indie’ es un género musical de baja calidad?
-Es muy difícil encontrar un sonido propio y eso es lo más importante para un grupo, sonar con una identidad definida. Al ponerse a disposición de discográficas, a muchos grupos les dan todo muy hecho y los ritmos están muy enlatados, pero creo que eso es parte de la música. Hay un grupo británico muy famoso, que no quiero nombrar, que pese a tener mucho éxito y pese a que en los últimos años han cambiado un poco, me siguen recordando a los Beatles. En las últimas décadas, grupos como Triana marcaron su propio sello. Pero hoy, por lo general, falta más riesgo y hay pocos cambios.

-Es usted un declarado aficionado a la pintura y ha realizado varias exposiciones. ¿Se ve como un artista plástico?
-Lo primero sería decir que me considero amateur y diletante, no un profesional, porque no tengo ni galería ni marchante. Pero es cierto que me gusta pintar. Estudié diseño gráfico y me dediqué unos cuantos años a la publicidad, pero me repelía. Es una inquietud que tengo, a la que dedico un tiempo que me sirve para compaginar con la música y esta combinación me ayuda a trabajar mejor ambas cosas.

-¿Se atrevería a definirse en su estilo como pintor?
-Diría que soy un pintor torturado, con toques oníricos y surrealistas. Antes de esta entrevista, precisamente, estaba haciendo un dibujo en el que un torero arrodillado tiene un cuerno por brazo y el toro se parece a un escarabajo. Para mí, la Tierra es Marte, porque las cosas que hacemos, el sistema por el que no regimos los humanos, es una marcianada. Estos pensamientos me salen en la pintura y por eso los reflejo con estos estilos.

-Mezclando las dos facetas. Sus letras se caracterizan por el uso de metáforas, aunque de corte más costumbrista que surrealista. ¿Tienen relación la música y la pintura en su proceso creador?
-En cada cosa tengo unos rituales personales distintos. No atiendo a razones, voy a la mía. Me cansa la sociedad en la que vivimos, que se conduce mediante castigos y represalias. Que te portas mal, una multa, da igual que aprendas o no. Por todo esto, intento refugiarme en libros, en amigos con los que me tomo unas anchoas, en cosas que me desconecten de la sociedad. En esta soledad que necesito y me satisface porque me siento pintor y compositor. Me sirve de contrapunto entre las disciplinas y de contrapunto porque me encuentro ante el público de un concierto, me siento todavía mejor y lo disfruto más.

-Con una trayectoria de más de treinta años en la música, ¿cómo ve el actual mercado y la influencia de internet?
-En el pasado, cuando se inventó la imprenta, los amanuenses dejaron de estar en un oficio privilegiado para desaparecer. Internet deshumaniza el trabajo, como lo hicieron otros avances tecnológicos. En la música ha pasado algo parecido. Creo que el formato físico de disco compacto está cerca de su fin. Pero gran parte de la culpa la ha tenido el propio mercado. Desde finales de los sesenta hasta los noventa los productores de discos eran los reyes del campo y ahora se han visto desplazados como los amanuenses. Por otro lado, está el tema de los creadores, donde creo que lo injusto es que han sido ninguneados. El autor de una obra cobra una mierda de lo vale. Creo que nos están robando, aunque reconozco que las familias a las que echan a la calle, por ejemplo viven una situación desastrosa y los artistas tampoco deberíamos excedernos.

EL DISCO
«En ‘Los días intactos’ he hecho un disco más roquero, lejos del mestizaje de anteriores»

LAS CANCIONES
«’Insurrección’, pese a que la letra sigue vigente, no se escucha como se hacía hace 26 años»

PINTURA
«Me considero un diletante, con varias exposiciones, pero siendo un simple aficionado»

DISCIPLINAS
«Crear música y pintar me sirven de apoyo, cada una por su lado, para cambiar sentimientos»

MERCADO
«El formato físico está casi extinguido, pero internet deshumaniza a las personas»

Fuente: La Verdad – ENLACE