Esta semana recordamos ‘Enemigos de lo ajeno’, el disco que marcó la explosión de la banda catalana
En aquella revolución cultural de los años ochenta en España florecieron decenas de bandas de todos los estilos, géneros y orígenes. Muchas de aquellas formaciones estaban allí porque se podía, porque todo valía, porque ese aire de libertad que flotaba en el ambiente invitaba a ello. En ese contexto nació El Último de la Fila, un grupo diferente a los demás en cuanto a su propuesta, su sonido y sus letras.
Tras un llamativo debut el grupo editó Enemigos de lo ajeno, un álbum que fue un salto en su carrera y que llegó en un 1986 que fue un punto de inflexión para Manolo y Quimi. En comparación con otras banda que irrumpieron en los ochenta, ellos ya estaban en la treintena, habían pasado (y fracasado) por otras bandas y veían que el sueño de una vida musical se alejaba. Pero esta ocasión, esta banda, iba a ser la buena y la definitiva y todo explotó con Insurrección y con Enemigos de lo ajeno, un disco que es parte de la historia del pop en España.
Tras años curtiéndose en la música todo explotó con este disco que capta el talento de Manolo para escribir letras afiladas, honestas y cruda que conectaron con miles de jóvenes y el ingenio musical que Quimi, capaz de coger por primera vez una guitarra de doce cuerdas e improvisar la música de Insurrección.
Esta semana sentamos en el Sofá Sonoro el segundo disco de El Último de la Fila y para recorrerlo nos acompañan Arancha Moreno y Lucía Taboada.
Escucha la entrevista en: La insurrección de El Último de la Fila | Cadena SER | Cadena SER