Manolo García: “mis prioridades no son el éxito, la fama ni el dinero, sino la vida”

El músico barcelonés comienza hoy martes en el Teatre Tívoli su serie de siete conciertos acústicos en la capital catalana

Manolo García el aficionado catalán le pudo escuchar hace un año cuando dijo punto final a la gira de su último álbum de estudio Geometría del rayo . Y este pasado verano en el Festival de Porta Ferrada, en su actual gira acústica, en la que repasa el citado último álbum así como piezas de su amazónica discográfica. El músico y artista barcelonés (1955) se acerca ahora a su ciudad para presentarse en esa insólita tesitura acústica arropado por su músicos de confianza: lo hará cuatro noches en el Teatre Tívoli (la primera hoy martes, 21 h), una en su primer Liceu (14 diciembre) y, finalmente, dos en el Palau de la Música (27 y 28 diciembre).

Para esta aventura unplugged, García cuenta con su fiel equipo: Ricardo Marín, todo tipo de guitarras; Íñigo Goldaracena, bajo; Víctor Iniesta, guitarra acústica y española; Charly Sardà, percusiones; Olvido Lanza, violín y viola; Josete Ordóñez, bandurria, laúd; Juan Carlos García, teclados, y todos además cantan. “Y yo también me divierto tocando armónica, percusión,un platillo y también la guitarra acústica”.

¿No sabe vivir sin subirse al escenario? ¿Por qué decidió empalmar estas dos giras?

En noviembre del año pasado acabó la gira roquera, con la banda americana, de presentación de Geometría del rayo (Sony). Conforme iba acabando esa gira eléctrica, comencé a añorar todo eso. Y pensé, “nada, a seguir”. Pero también pensé “no me puedo poner pesado, mi territorio es este, pero ¿cómo hago para seguir sin hacerme pesado?”, y de pronto me dí cuenta de que nunca había hecho acústico, nunca. Desde Los Rápidos, bajo, batería, guitarras eléctricas y rock and roll, toda la vida. Se lo dije a mi gente, a mi banda, y les pareció genial. Al fin y al cabo era un año más de gira, de trabajo, de comida.

“Jamás renunciaré a ese repertorio, que trabajé muchos años junto a Quimi. Fuimos muy felices, yo lo fui; el sabrá la cantidad de felicidad que tuvo, yo sé la mía”

Pero con cambios sustanciales, ¿no?

Mismos músicos pero con otros instrumentos, y un repertorio al que le he dado la vuelta en relación con el año pasado. Hemos trabajado mucho. He cogido canciones como San Fernando o Rosa de Alejandría, las más emblemáticas, y les he dado la vuelta. A mí me gusta trabajar el suquet de las canciones, los substratos que a veces la gente no se fija que están allí.

Cuando se tiene una carrera tan extensa ¿cuesta confeccionar un repertorio antológico?

Soy consciente de que el público siempre quiere escuchar canciones conocidas y yo no me niego a eso. Es más, estoy aquí por eso. Pero luego hay otras cuantas que no son tan conocidas, como Solo amar, pero que me complace tocarlas y revisarlas. Y el público las acepta, porque está sentado, toco en teatros y la sonoridad suele ser buena. Y se deleita también con esos temas, con los arreglos, con la sonoridad.

De las poco conocidas, ¿cuáles son las que mejor funcionan?

Sobre todo Solo amar , y algún tema que aún no he publicado, y que he ido tocando y sacando a lo largo de la gira.

¿Evita el repertorio de El Último de la Fila?

No, no. Incluso estoy haciendo un pequeño pupurri de cinco o seis canciones, unas pinceladas que dan alegría a la gente. Jamás renunciaré a ese repertorio, que trabajé muchos años junto a Quimi. Fuimos muy felices, yo lo fui; el sabrá la cantidad de felicidad que tuvo, yo sé la mía. Y estoy orgulloso de ese repertorio, pero evidentemente lo que no haré nunca será basar un concierto mío en el repertorio del Último, porque sería una impostura e indigno. El Último éramos dos personas que gracias a Dios seguimos en este planeta y que por equis razones hemos decidido dejar eso a un lado para siempre. Ni Quimi ni yo vivimos del pasado, y entiendo que nuestras prioridades, mis prioridades, no son el éxito, la fama ni el dinero, sino la vida.

“Vienen abuelos, padres e hijos. A quien más abrazo es a los abuelos. Es una imagen que me produce alegría porque les veo alegres, se provoca una catarsis curiosa

¿Su público se va renovando?

Sí, veo como vienen abuelos, padres e hijos. A quien más abrazo es a los abuelos. Es una imagen que me produce alegría porque les veo alegres, se provoca una catarsis curiosa. En un mundo en que no paramos de ver imágenes inquietantes, y con medio planeta agitado, poder estar con un grupo de personas durantes dos o tres horas con bonanza y tranquilidad… ese punto de intimidad y acercamiento nos humaniza totalmente a todos.

Esta sonoridad que recrea en esta gira, bandurria, laudes, guitarras españolas, ¿no le acerca también a un cierto tipo de música popular?

Sí. Tengo unos recuerdos de infancia y también de alguno ya con El Último de estar en una población de Alicante y escuchar de amanecida, a eso de las seis de la mañana, en estas fiestas de los pueblos. Luego, de mayor, esa música, de resaca, amaneciendo el día, música popular con esos instrumentos, y pensar y darte cuenta de que la vida merece la pena. Hay ratos en estos conciertos míos en que yo me siento muy vivo y pleno, Y cuando oyes esa guitarra acústica y esa bandurria acabas pensando que eso también es rock and roll. En ese momento rock and roll es arañarle la poesía que puede tener el día.

El músico del Poblenou, en la librería Laie de Barcelona
El músico del Poblenou, en la librería Laie de Barcelona (Àlex Garcia)

Si no se subiese al escenario o no palpase cada día la música, da la sensación de que usted se aburriría como una ostra.

No, en absoluto; tengo otras actividades que me apasionan. No quiero ser esclavo de nada, y de hecho me dedico a la música para ser libre, y lo consigo. Yo voy dosificando, de tal manera que procuro disfrutar pero nunca ser esclavo. Ahora mismo tengo una exposición en Armilla, en Granada, en la Casa de Cultura, con doce esculturas y sesenta cuadros, que he ido haciendo los dos últimos años. Es la misma exposición que estuvo antes en Sant Feliu de Guíxols.

¿Cómo ha evolucionado su capacidad compositiva desde su primer disco en solitario?

Ahora tengo más trucos. El resultado es lo que importa. Pero si no hay una médula interior, los trucos no sirven. Porque al final lo que haces tiene que pegar en el pecho de alguien, llegarle al corazón.

¿Se siente un resistente ante la actual dependencia de la gente de las redes sociales, a la veloz manera de consumir música?

Yo soy un vividor. Quiero vivir en mi mundo. A cualquier cosa que dé vida me agarro como una lapa, y si no me satisface huyo de ello. Dicho esto, es evidente que al mundo de la cultura las redes nos han jodido vivos. De este juego sacan mucho más beneficio las compañías telefónicas, los fabricantes de móviles y los grandes conglomerados como Google o YouTube, que el mundo de la cultura. Éste ha perdido, pero a la vez todo esto nos ha endurecido. Los veteranos que amamos la música no como un objeto de consumo sino como una realidad artística, como un vehiculo hacia la libertad y como forma de vida, seguimos al pie del cañón, mientras que el que estaba allá solo por dinero ha tenido que cambiar de actividad o de dirección. Seguimos los que realmente amamos el arte.

“Los veteranos que amamos la música no como un objeto de consumo sino como una realidad artística, como un vehiculo hacia la libertad, seguimos al pie del cañón”

¿Siempre ha sido muy celoso de su vida privada?

Yo nunca adoctrino a nadie, pero si se me pregunta, yo contesto: estar mandando mensajes y fotos continuamente; si lo hacen otros y son felices, pues muy bien, y yo nunca les diré que no lo hagan.

¿La autenticidad también vende?

La autenticidad es o no es. Las imposturas son imposibles, y más si somos corredores de largo recorrido. No todo es el triunfo y el eco social. Lo importante es el autor y su obra.

¿Usted se ha considerado siempre alguien coherente?

Sí, lo juro.

En los tiempos actuales, por ejemplo, convendría que la gente escuchase más la canción Insurrección, clásico de El Último, y pasase a la acción?

Me la piden cada noche.

¿Cómo tendría que ser esa insurrección?

La palabra pacífica es importante. Es difícil visto lo visto. El artista debe implicarse, por supuesto. Isabel Coixet, por ejemplo, hace cine social. La librería es cine político por su intencionalidad.

¿Cuál es la verdad?

Hay un mundo actual en el que hay una precariedad social a escala global enorme, donde unos pocos se benefician y una gran mayoría sufre esa precariedad social. Resultado: chalecos amarillos, Bolivia, Chile, Argentina, hambre, corralitos, desestabilización de Europa, el Brexit… Nada nuevo en el fondo, todo son pasiones humanas desatadas.

“Hay un mundo actual en el que hay una precariedad social a escala global enorme. Resultado: chalecos amarillos, Bolivia, Chile, Argentina, hambre, corralitos, desestabilización de Europa, el Brexit”

Acercándonos al presente. Gira por toda España y ve lo que ocurre en ella y también en Catalunya. Su diagnóstico es…

En todos los sitios veo lo mismo, y lo primero es que la gente quiere vivir, poder irse el fin de semana al campo, y llegar a fin de mes y no asfixiado. Y en todo los lugares ves que la gente ya está aburrida de esta especie de partida de damas, y te dicen que a ver si se ponen de acuerdo de una vez. Para el bien de todos. Lo que a la gente no le hace gracia, quitando a unos pocos, es la violencia, las calles en llamas, las ciudades partidas, y da igual que sean de Cádiz, A Coruña, Burgos o Murcia o de donde sea. Sabe posiblemente que la política sigue los designios de la macroeconomía y de sus élites. Pero insisto: la gente que va a mis conciertos viene y me dice “a ver si ya se entienden” y eso dice mucho.

¿Por qué no aprovecha su condición de personaje carismático para hacer reflexionar a unos y otros?

En el único tema en el que siempre me he querido mojar es el problema que creo que es la madre de todos ellos, que es el medioambiental. Si ese problema se agrava, los problemas políticos de un estado español con autonomías, de un estado federado o de un estado compuesto de varias naciones diferentes… no pintará nada. En lo político, yo siempre he tenido el corazón partido, como diría Alejandro Sanz. Me dicen que voy de bonhomía y no es así: primero soy un hombre de paz, no me interesan las confrontaciones, las bofetadas no llevan a ningún lado. Y hasta ahora vemos que todos los gobiernos responden a las quejas con porrazos. Esto es inquietante y no es correcto.

¿Le puede el pesimismo?

No todo está perdido, aunque insisto que para mí la gran línea roja es el cambio climático. La privatización sanitaria o la polémica sobre la inmersión lingüística son importantes, pero si el mar sube y no detenemos el CO2, en Catalunya dará igual todo lo anterior.

“Si el problema medioambiental se agrava, los problemas políticos de un estado español con autonomías, de un estado federado o de un estado compuesto de varias naciones diferentes… no pintarán nada”

Fuente: La Vanguardia – Esteban Linés – Fotos Alex García – ENLACE