- Un Palacio de Congresos de Granada abarrotado vibra con la ‘Gira Acústico’ en una noche reservada para descubrir en las canciones de siempre acordes renovados del artista catalán
Ni los festivos, ni los cambios de última hora hacen temblar al más incondicional de Manolo García, que pese al anticipo de la fecha del concierto, por motivos ajenos al cantante, su público estuvo anoche al pie del cañón abrigando a un García que, como es costumbre, se entregó al máximo en un espectáculo de más de tres horas de duración.
Con el cartel de entradas agotadas desde hace semanas el Palacio de Congresos de Granada volvía a concentrar a los fieles seguidores del artista, muchos con el recuerdo de su última actuación en la misma plaza en 2018 con Geometría del Rayo, que anoche revivieron esa cercanía del cantante que es feliz con su gente. Así es sencillo que el auditorio vibrara con el Manolo de ayer y hoy, quien realizó un recorrido por su amplio repertorio en la que es su primera gira acústica (que finaliza en diciembre) y en la que no faltaron temas tan míticos con distintos pulsos como A San Fernando, Rosa de Alejandría o Pájaros de Barro, con las que los asistentes se emocionaron, aplaudieron, en incluso se levantaron de sus asientos. También sonaron Océano azul, Somos levedad o No estés triste.
El cantante entró en el escenario del Palacio de Congresos casi de puntillas, pausado y guitarra en mano se sentó junto a un carro de cencerros y comenzó un concierto como quien cumple un sueño de juventud. Tras una introducción instrumental a cargo de Olvido Lanza y acompañado de su banda, remendó los temas de siempre con sonidos únicos, más íntimos y sonoridades diferentes, para mostrar a un artista más cercano, si cabe, en una envolvente escenografía –diseñada por él mismo–.
Y a lo largo del encuentro lanzó algún dardo envenenado contra las redes sociales, reflexiones abiertas sobre el amor y contra el maltrato: «Nadie tiene derecho a ser carcelero de nadie», para dar paso a Sombra de la sombra de tu sombrero. También apoyó con denuedo la lucha de los jubilados y no faltó algún guiño ecologista. Además recibió los piropos del público, que no dudó en cantar con él las letras de Los Rápidos Navaja de papel o del Último de la Fila como Llanto de Pasión o Insurrección.
Y es que si él se contenta con simplezas, su público lo hace con verle a él y su alegría de vivir, de exprimir la vida para sacarle siempre el mejor jugo. Caldo de calidad que se consigue con el trabajo constate y la continua búsqueda de nuevos soles, algo en lo que el artista no ha cesado. Anoche quedó claro con este formato acústico. Manolo García gana un nuevo pulso.
Para quienes se quedaron con ganas de más estos días pueden visitar su exposición de pinturas, esculturas y dibujos Poetas desafectos, excéntricos remeros, en la Casa García de Viedma de Armilla (Granada) hasta el 30 de noviembre.
Fuente: Granada Hoy – Tania Abril – Fotos Carlos Gil – ENLACE