Dos noches ha necesitado el cantautor barcelonés Manolo García para dejar saciada a Sevilla. Las del pasado viernes 11 y la de ayer sábado 12 han supuesto el reencuentro del artista con una ciudad que le quiere y se siente identificada con el lirismo de las letras de sus canciones y con ese sonido que mezcla el flamenco con el pop rock y los ritmos árabes. Porque en principio, el autor de temas como el optimista ‘Nunca el tiempo es perdido’ o ese canto poético que supone ‘Rosa de Alejandría’ tenía previsto pasar solo una velada al pie de la Giralda. Al final, dado el sold out del primer día tuvo que ampliar a uno más dentro de su gira Acústica, que reinició el pasado 3 de este mes en Gijón y que continuará en Murcia los venideros 18 y 19 en el Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas. Y es que Manolo García prácticamente está llenando aquellos lugares donde está exhibiendo su música.
En tiempos tan artificiales y crispados como los que vivimos en la actualidad, gente como Manolo García es bien recibida; con sus mensajes optimistas, sus cantos a la felicidad, su apuesta por la naturaleza y la vida… “Al final me vais a emocionar”, comentó ayer casi al término de su actuación de prácticamente tres horas. Las huellas del cansancio se reflejaban en su rostro, pero la alegría de quien sabe que ha conectado perfectamente con su público y la satisfacción del que recibe tanto cariño podía con todo.
Manolo García interactuó toda la noche con el público que se dio cita en el FIBES de Sevilla. Comenzó disertando sobre los tiempos actuales e invitando a todo el mundo a ser feliz. Intercaló temas suyos de ayer y de hoy con el contacto con los espectadores. “En el mundo hay cosas bonitas pero no veo sonreír a la gente por la calle; ya no veo a nadie silbar. Hay que volver a las antiguas prácticas”, comentó en un momento dado de su actuación, mientras cantaba ‘Del bosque de tu alegría’, ‘Exprimir la vida’, ‘Cierro la noche’, ‘Sólo amar’, ‘Sabrás que andar es un sencillo vaivén’ o clásicos de su etapa en El Último de la Fila, como ‘En los árboles’ o ‘Ya no danzo al son de los tambores’. Así, hasta tres horas de intensa actuación cuyo fin no se divisaba en ningún momento.
Dedicó el concierto a la activista medioambiental sueca, Greta Thunberg, “y a todos los estudiantes españoles que se están movilizando con su inquietud”, animando a todos a que la sigan y apoyen en sus reivindicaciones. Y los temas seguían sonando en el FIBES mientras un público entregado agradecía el entusiasmo del artista, y aplaudía sus interpretaciones con la excelente aportación de su banda y de la violinista Olvido Lanza.
‘Llanto de pasión’, ‘La sombra de una palmera’, ‘Sombra de la sombra de tu sombrero’… nos iban llevando por la carretera de la felicidad, del optimismo, de la satisfacción personal. Manolo García no quiso despedirse de sus fieles sin recordarnos que es el creador de canciones clásicas de la música española, como ‘Nunca el tiempo es perdido’, ‘Rosa de Alejandría’, ‘Somos levedad’ o la genial ‘Para que no se duerman mis sentidos’ (“Háblame en la hora calma de la media noche/
Háblame para que no se duerman mis sentidos, háblame/
De Cádiz fenicia, de la Córdoba que abrigaba su mezquita,/
De Chagall o de los poetas andaluces del destierro/
De porqué claveles para una revolución/
De las vueltas que da la tuerca,/
De los amores que son prisión…”). Todas estas, hasta completar una actuación insuperable, ayudaron con otras muchas más a dejar un recuerdo indeleble en quienes tuvimos la fortuna de acompañar el cantautor Manolo García.
Fuente: Gatropolis – Fotografía de portada de Patandi – ENLACE