El concierto íntimo y multitudinario de Manolo García

El cantante ofrece en León un recital acústico, su nueva manera de expresión, en el Palacio de Deportes con lleno total.

A las diez y diez de la noche, un ¡vamos Manolo! delató la impaciencia del público leonés, pero aún hubo que esperar unos minutos más.

No se había hecho de noche afuera cuando todo se oscureció y comenzó a extenderse un silencio expectante. Fue entonces cuando un cañón de luz iluminó el pasillo y se proyectó sobre la melena oscura y encaracolada de la violinista. Ella condujo al público hasta el escenario.

En las gradas y en las sillas, un poco de todo y, al menos, un par de generaciones, siempre que no haya que respetar los 25 años de rigor que deben separar una de otra. Y entonces, salió él. «Hola, qué tal». Como si tal cosa. A juego con el escenario, oscuro, a veces teñido de luz violeta, monocorde y vibrante, solo roto por el rojo de un pañuelo al cuello. «Un coñazo este tema, una oda», dijo, y se ganó la complicidad de la gente. «Es sólo para que el móvil me deje tranquilo», añadió. Y si ya con eso le habían aplaudido, con el «gracias León», el Palacio de Deportes estalló en agradecimiento.

«Un placer volver a León, revivir restaurantes, lugares, amigos, paisajes…». Sonó sincero.

Sonó mejor de lo que se podía esperar, que el Palacio de Deportes no es el palacio de la música. Sonó íntimo pese al lleno total. Un concierto multitudinario que el público sintió, como suyo.

Sobre el escenario, un violín, un chelo, el piano, un acordeón y él. Él con su guitarra. Luego llegarían los laúdes y otros sonidos.

No empezó solo. Le hizo de coro el público. Como sin querer, arrastrado por la emoción ya en los primeros compases. Cantaron juntos ‘El nombre de las cosas’. Premonitorio. «Quedaba mucho por hacer…», como reza el estribillo de la canción. Apenas había comenzado todo. Quedaban tres horas de concierto -«yo tesoy agusto y como veo que vosotros también, pues vamos a seguir», dijo-. Quedaba ese final apoteósico con su grito «¡viva León!». Quedaba esa otra forma de sentir a Manolo García y su música. Íntimo, aunque estuviera lleno de gente.

Fuente: Diario de Leon – ENLACE – Susana Vergara – Marciano Perez