Crítica de Rock: Manolo García. BAÑO DE MASAS

Lugar y fecha: Palau Sant Jordi (20/X/2018) RAMON SÚRIO – La Vanguardia

Dijo que nunca actuaría en el Palau Sant Jordi, pero Manolo García se comió con gusto sus palabras para mostrarse exultante. Era el concierto más importante de la gira de Geometría del rayo y el cantautor selo tomó muy en serio, con una entrega que hizo temer por su integridad física dada la insistencia en proporcionarse auténticos baños de masas, ya desde los primeros compases de una actuación que alcanzó las tres horas y cuarto.

Salió con bastón de patriarca para testar el ambiente con la melancólica Malva, rubricada por el violín de Olvido Lanza. Al segundo tema, Un alma de papel, que dedicó a Adrià Puntí y Ivette Nadal, ya tiró su chaqueta al aire para mostrar sus mimbres rockeros, con la ayuda del guitarra solista y director artístico Ricardo Marín en una pose de héroe de la vieja escuela que tuvo continuidad en el primer clímax con Nunca el tiempo es perdido.

La mezcla de pop aflamencado, rock duro y épica de Prefiero el trapecio fue ideal para zambullirse entre los fans antes de hablar de «la il.lusio que li fa al nen petit que porto dintre meu» por tocar en un local tan emblemático antes de abordar Pan de oro con acento blues. Luego vino un guiño a Triana en el preludio de Con los hombres azules y una dedicatoria a las ganaderas catalanas en Lo quiero todo, que sirvió para introducir a los músicos con los que ha grabado el nuevo disco.

En Las puntas de mis viejas botas destacó la contundente batería Sarah Tomek y sobre todo las texturas del guitarrista irlandés Gerry Leonard, que brilló en la ambientación de La llamada interior, rubricada por una armónica tocada por el propio García, que luego cantaría sepultado por los fans Océano azul antes de volver al escenario con un ramo de flores y vitoreado. Tras rescatar la celebrada Un giro teatral, dio la alternativa a su hermana Carmen —protagonista cantando Ruedo, rodaré y estrenó otros temas como Humo de abrojos, que cantó repantingado en un sofá, las épicas y jondas El frío de la noche o Si todo arde y la glam-rock La regla de la sabiduría, antes de acabar enardeciendo a la audiencia con Campanas de libertad. En larga tanda de bises destacó el pop moruno de Sombra de la sombra de tu sombrero, con speech anti violencia machista, y el arreglo rumbero de Como un burro amarrado en la puerta del baile. También Somos levedad y un amazacotado fin de fiesta con las dos bandas abordando al unísono A San Fernando, un ratito a pie y otro caminando.

Y la traca final, el himno Insurrección, que se empeñó en cantar de nuevo atravesando la multitud para acabar derrengado y muy satisfecho tras haberlo filmado todo al detalle para que quede constancia de un concierto que fue un hito en su longeva carrera..

Fuente: La Vanguardia – Foto Xavi Mercadé (Rockviu)