Manolo García: «Soñemos que este Gobierno es mágico»

El cantautor, que hizo la mili en Gijón, vuelve mañana a Asturias con grandes esperanzas en el nuevo Ejecutivo: «No nos pueden fallar»

En España hay 600.000 ‘Manolos‘ y casi un millón y medio de ‘Garcías’ de primer apellido, pero Manolo García (Poblenou, 1955), historia de la música española, solo hay uno. Ayer lo encontramos en su casa de Barcelona, desprendiendo buen rollo y «pintando un poquito». Esa es su gran pasión junto con la música, su vida, que mañana le llevará al auditorio de Oviedo con las entradas vendidas desde hace meses y dentro de la gira con la que presenta su nuevo álbum, ‘Geometría del rayo‘.

-Dedica su disco a todos aquellos que no pueden vivir sin el arte, lejos del entretenimiento fácil.

-Va dedicado a todo el mundo que quiera disfrutar con esas canciones. Porque, a veces, hay un mundo agresivo y extraño que nos manda impulsos que no sirven para nada. Hay sectores que intentan que la sociedad esté adormecida ante situaciones en las que hay que reclamar justicia, igualdad, solidaridad… Quieren que les dejemos en paz con sus manejos turbios.

-¿Por eso no utiliza las redes?

-Lo justito. Yo soy de piel. Me gusta ser cortés con el camarero donde tomo el café cada mañana, con la señora del mercado… Y para eso no hacen faltan redes. Hace falta charlar con un vecino, interesarse por la salud de un familiar, ofrecerse a echar una mano… Esa es la vida para mí. No ir al chino de la esquina a comprar objetos. Estamos todo el día esclavizados trabajando para tener chorradas que no necesitamos. Lo único que necesitamos es respirar, tomar una cerveza con los amigos, caminar por la orilla del mar, ver películas, hacernos compañía… Pues eso, joder, ¡vivir! La vida en pantallas no me interesa, pero respeto a todo el mundo. La libertad es lo más importante. Lo más.

-Pues le cuento que andan locas con el nuevo ministro de Cultura.

-Esperemos que sea para bien, que todo cambie. Soñemos con que este Gobierno sea mágico, que va a producir una revolución y que van a cambiar las maneras, la prepotencia, el ninguneo, los disparates: esos aeropuertos, autovías y AVES que no hacen falta… Que van a acabar con tantas personas que han metido la mano en la caja, que han llevado contabilidades B… Me encantaría oírles decir que no se va a permitir que nadie de ningún partido toque un euro, que van a atender a las clases desprotegidas, que los ‘holdings’ económicos y los bancos no son dueños de nuestras vidas.

-¿Cómo conseguirlo?

-Yo creo que, si todos confiamos y empujamos en esa dirección, les tiene que llegar. Hay que decírselo: «Señores del Gobierno, no nos pueden fallar». Tienen la oportunidad de pasar a la historia como buenas personas, como gente justa, ecuánime y que ha mejorado la vida de los más desfavorecidos. No hay más.

-¿Qué hacemos con Cataluña?

-La fórmula para arreglar un tema político es trabajar políticamente, miles de horas si hace falta. Se cazan más moscas con miel que con vinagre. La soberbia, la no comunicación, mirar para otro lado, dejar pasar el tiempo no sirve. Hay que hablar. Las cosas no se arreglan con dureza, sino con suavidad. No empujando, dando porrazos, con Policía o encarcelando a personas.

-¿Cómo lo hace para que no se sepa nada de su vida personal?

-Si soy gay, negro o budista no tiene importancia. No tengo tanto ego. Si hay algo en mí que puede interesar a los demás, es mi obra, mis canciones. Posiblemente, el pescadero del barrio tenga una vida más interesante que la mía (Risas).

-Salvo que hizo la mili en Gijón…

-(Ríe) Sí. Me lo pasé muy bien, hice amigos que van a ir al concierto… Siempre cuento con mucho orgullo cuando descubrí Xixón, Uviéu…

-Veo que domina el asturiano. ¿Oficialidá sí o non?

-Cuanta más diversidad de lenguas, más riqueza para el planeta. Tenéis que pelear por la lengua, por la gastronomía, por el paisaje. Tenéis que preservarlo todo porque vivís en un paraíso. Los Picos, les vaques, les fabes… Tenéis que estar orgullosos y defenderlo a capa y espada, porque es de ley. La bomba. Antes de tocar un centímetro, antes de hacer una obra nueva, una autovía, hay que pensárselo mucho porque cada centímetro que le quitéis a vuestro país asturiano ya no volverá. Yo, al llegar, descubrí un mundo fascinante.

-Y, de ahí, al éxito con El Último de la Fila. Le han ofrecido cantidades astronómicas por volver…

-No me muevo por dinero, sino por pasión. Y no es que no me apasione El Último. El Último me apasionó, fue algo maravilloso, me reí mucho con Quimi, hicimos canciones atemporales… Pero hay que avanzar. Seguir hubiera sido una manera muy infame de rebañar el plato, recoger las sobras. Y Quimi y yo tenemos más dignidad que todo eso.

-La dignidad que no tienen quienes revenden sus entradas…

-Intentamos ajustar los precios y llegan unas personas que no han dado un palo al agua y, con unos ordenadores, se montan un negocio brutal. Yo siempre pienso en la carestía de la vida, el paro, los sueldos infames que mucha gente se ve obligada a aceptar porque no queda otra. En esas puñaladas a la población por parte de una patronal que se ha crecido en su desmesura amparada en la sombra de la crisis.

Fuente: El Comercio – AZAHARA VILLACORTA – ENLACE