Diez cuenta con la participación de músicos de la talla de Aaron Sterling a la batería o Sean Hurley en el bajo. Estos dos últimos son habituales de John Mayer. Por otra parte, ha contado con Davide Rossi, arreglista de Coldplay. ¿Por qué tanto colosalismo para versionar sus letras?
–A todos los admiro profundamente. Para mí son los mejores músicos que hay ahora. Por otra parte, el productor, Andrés Saavedra, es muy joven y talentoso. Diez es un disco con unos matices muy claros. En comparación con otros discos, su sonido es más internacional. En él hay una interacción interesante entre acordes mayores y menores –de granaínas y malagueñas– que ha dado lugar a cosas muy bonitas.
–Al principio de todo, a usted se le comparó con Manolo García, que sacará disco el próximo 25 de octubre. ¿Es justa esa comparación?
–No sé si es justa. Pero para mí es un honor. Manolo es uno de los escritores de canciones con mejores perspectivas de la historia. Es un espejo donde mirarme.
Fuente: Diario de Mallorca – ENLACE. m. elena vallés palma.
–¿Se siente cómodo en una industria dominada por divas aparatosas y cantantes fabricados en concursos televisivos?
—Yo no me acuesto con ellos, corazón. Me trae sin cuidado esa cuestión. Lo que está claro es que, con las nuevas tecnologías, la música está creciendo muy rápido. Hay para todos los gustos.
–¿Vivimos en un eterno revival buscando el sonido de hoy?
–Estamos en un momento donde se sabe más de música que antes. Hay muchas opciones entre las que escoger gracias a los avances. La gente sabe más, y por eso afortunadamente tenemos diferentes sonidos. No hay un único sonido para hoy.
–Le decía lo de los revivals porque parece que las discográficas los necesitan para salir a flote. Por ejemplo, acaba de reeditarse el Nevermind de Nirvana. ¿A usted le influyó ese disco?
–Sí. Nirvana nos llegó a todos de una forma u otra: Kurt Cobain, su misterio, ese halo de fantasía.
–¿Y musicalmente?
–Musicalmente también. Hoy día hay grupos parecidos que tienen menos impacto, como Alice in Chains. Otras bandas de rock alternativo, como Stereophonics, tienen un sonido más moderno, más electro. La verdad es que todo está muy abierto. El otro día estuve en la sala Razzmatazz de Barcelona y la gente bailaba dance, electro y a continuación una banda de rock.
–Sin embargo, usted es más de Morente.
–Sí, soy mucho de Morente y de la época de la reinvención del flamenco. Hay lugares donde el flamenco es pura ortodoxia, pero Morente se lo inventó todo, sobre todo con Omega. Es probablemente lo mejor que se ha hecho nunca en este país.
–¿Se atrevería a ir tan lejos como él?
–Para hacerlo hay que ser Morente, y luego tener dos cojones.
–¿Qué supuso la entrada de Javier Limón en su anterior disco, Renovatio?
–Un cambio. Limón tenía una propuesta que estaba muy bien, muy española y con un altísimo grado de calidad. Probé. Fue una bonita experiencia.
–¿Debería haber cambiado antes de sonido?
–Lo que debo decirte es que hay una gran diferencia entre los discos de antes y el de ahora. El que hemos conseguido con Diez es un sonido más abierto, que puede llegar al extranjero. Con este disco hemos querido devolver a la gente lo que hemos sentido en los conciertos.
–En estos diez años de carrera, ¿cree usted que ha conseguido apuntalar un estilo propio?
–Si llamamos estilo a cuando escuchas una canción mía en la radio y sabes que es de Antonio Orozco, sí tengo estilo propio. Si te refieres a algo más culto o profundo, pues no. El caso es no sentir que has llegado a algún lado, porque cuando crees que has llegado a algún sitio es porque seguramente no llegaste a ninguna parte.
–A usted lo del flamenco le viene de familia. Su tío, José Ferrón Torres, fue presidente de la Peña Antonio Mairena, un gran cantaor. ¿Por qué no continuó por ese camino y optó por el pop rock comercial?
–No hay una respuesta clara a esa pregunta. Estudié flamenco de niño: guitarra y cante. Pero esa vía no es lo suficientemente interesante para mí. Creo que la honestidad debe mandar en este caso. Por eso debo admitir que soy muy rockero.
–De Antonio Orozco llaman mucho la atención sus colaboraciones: Iván Ferreiro, Youssou N’Dour o ToteKing. Con este último grabó Hoy todo va al revés. ¿Tiene algo que ver el hip hop con que esa canción sea una de sus mejores letras?
–Sí, el hip hop está abriendo un camino muy importante para avanzar. Me gusta mucho el flow de la gente del sur. Violadores del Verso me parecen muy buenos. Y soy fan de Sólo Los Solo. Tuve la suerte de poder participar con ellos en su disco Retorno al principio tocando la guitarra por soleá.
–Dicen que Pablo Alborán es el artista español del año, pero con él da la sensación que escuchamos más de lo mismo. ¿Se innova poco en este país?
–En primer lugar, la de Pablo es una propuesta que tiene mucho que ver con la copla española. Por otra parte, creo que es muy joven y que acaba de empezar. Yo le respeto. Creo que va a hacer mucho y lo va a hacer bien.
–Con la que está cayendo, ¿cuál es el compromiso del cantautor?
–Nosotros tenemos la obligación de usar los medios que tenemos para impulsar y convencer de que el cambio es posible. Este país ya ha salido de crisis tremendas. Pero no es hora de dormirse. Hay que estar despiertos y ser más libres que nunca. Nuestra obligación es decir lo que opinamos y contar las cosas como son.
–Entonces, dígame: ¿estamos para cantautores románticos?
—Lo que pasa es que hablar de cantautor romántico me parece extravagante. Es por amor que deberían moverse todas las cosas en el mundo. Si yo hablo de amor en una canción o en un relato es porque el amor es el principio de todas las cosas, es algo que no se puede discutir. Cuando hablas de compromiso social, de una forma u otra lo estás haciendo desde el amor.
–Usted que es poco amigo del marketing y las campañas, ¿cómo ve la carrera hacia el 20-N?
–Este país necesita un cambio, y creo que las elecciones son el principio de un cambio. El país es inteligente y sabrá votar.