Manolo García despliega su bosque mestizo

  • El músico no defraudó a su público asturiano con un concierto que rozó las tres horas y en el que conjugó viejos éxitos con sus últimos temas

  • Más de 5.000 almas entregadas arroparon al cantante catalán en el Palacio de Deportes gijonés

Manolo García, uno de los irreductibles del pop español, ex Último de la Fila -casi nada- ha vuelto a su magisterio en solitario con ‘Todo es ahora’, otra muesca más en el revólver de un creador que hace ya tiempo que ha dado con eso que llamamos una voz propia. Y, con esos mimbres a la espalda, García se subió a las diez y cuarto de la noche de ayer al escenario del gijonés Palacio de Deportes Adolfo Suárez, convertido para la ocasión en una frondosa selva y con una entrada cercana al pleno, ya que despachó más de 5.000 localidades. Sonaba la voz inquebrantable de un veterano en plena forma (no para) que abrió fuego con ‘Canción del solitario’ y que en ‘Giro teatral’ se bajó del escenario para recorrer las primeras filas y un lateral del pabellón, así que con ‘Caminaré’ ya se había ganado al respetable dando las gracias a los de casa y a los llegados desde distintos puntos del país.

La expectación era máxima, porque el barcelonés no actuaba en grandes escenarios desde la gira 2008-2009 y anoche, en Gijón, desplegó su bosque de armonías en esta primavera levantisca y caprichosa, un saber hacer que rodeó de un plantel de diez músicos y coristas de los que exhiben oficio y pulso a partes iguales.

En esta ocasión, le acompañaron, además, los intérpretes de la escena neoyorquina con los que grabó su último disco. Un impresionante grupo que ha acompañado a grandes como David Bowie, Lenny Kravitz, Bruce Springsteen o John Lennon.

Junto a ellos ofreció un concierto redondo y diferenciado en dos partes: la primera protagonizada por los norteamericanos y centrada en su último disco y la segunda con su equipo habitual y su repertorio clásico. De ‘Pájaros de barro’ al inmortal ‘Insurrección’, con el que el Palacio de Deportes casi se vino abajo, o ‘San Fernando’.

El público de Manolo García demostró que es heterodoxo y fiel, que se mueve en su universo como pájaros de barro puestos a volar, claro, y que no insiste en la nostalgia más allá de lo razonable, algo que el propio artista mantiene a sangre y fuego con su actitud vital, defendiendo cada nuevo paso con una convicción más allá de toda duda. Un público que, una vez más, no decepcionó, arropándolo con sus voces, coreando cada tema a pleno pulmón en un recital, que rozó las tres horas (33 canciones) y en el que el catalán desplegó su sonido mestizo y vibrante, ese que no defrauda nunca. Temas que le han valido un nombre en la música: Manolo García. El de un tipo que, encima, va de normal.

Fuente: El Comercio – ENLACE