Manolo García: «Quimi y yo estábamos abocados al flechazo»

La primera vez en mi vida que vi a Quimi, me asombró su desparpajo sobre el escenario. Lideraba entonces el trío Kul de Mandril. En el centro del escenario, cantando y guitarra al hombro, de vez en cuando cogía un plato de un montón que tenía a su lado y lo iba rompiendo a martillazos. Yo por aquel entonces destrozaba televisores a hachazos en los conciertos de Los Rápidos. Visto ahora en perspectiva, está claro que estábamos abocados al flechazo –o al martillazo/hachazo–, y, como sentenciara el Capitan Renault en ‘Casablanca’, aquel habría de ser el principio de una hermosa amistad. Otro amante de la ‘performance’, el surrealismo y la estética desaforada sobre la escena, pensé, y vi en él a un futuro miembro del club de los escépticos participativos en el que siempre me he sentido cómodamente instalado.

Pasados los años, su manera de hacer en lo musical ha perdurado y crecido, desparramándose por caminos invisibles pero eficaces. Quimi es un músico metódico, disciplinado y con un innato sentido para la factura de canciones breves y contundentes. Tiene además una altísima capacidad para los textos de las canciones, cualidad que su curiosidad y su avidez lectora no han hecho más que alimentar. Esto, unido a su imaginación y a su altísimo sentido del humor, hacen de Quimi uno de los mejores músicos que ha dado este país.
Para mí, ha sido compañero de viaje durante diecisiete años, en los que hemos compartido momentos y situaciones que darían para un libro y hemos compuesto juntos un montón de canciones con resultados bastante dignos, creo.

Diecisiete años de estudios y carretera juntos, con toda su intensidad. Otros tantos han pasado después, en los que cada uno ha seguido su camino. Pero ni los primeros ni los segundos diecisiete han evitado que hoy, en este reencuentro en el estudio y en el escenario para revisitar nuestras primeras bandas, me lo siga pasando bien y disfrutando en su compañía.
Fuente: El Periódico – Núria Martorell – ENLACE