MANOLO GARCÍA Y QUIMI PORTET, DE EL ÚLTIMO DE LA FILA, REÚNEN A SUS DOS GRUPOS PREVIOS, LOS BURROS Y LOS RÁPIDOS, TRES DÉCADAS DESPUÉS

Cuando en mayo del año pasado, Manolo García (El Poblenou, Barcelona, 1955), anunciaba en su web oficial que Los Rápidos y Los Burros volvían a grabar, se produjo una gran conmoción entre los seguidores del cantante barcelonés, que daban por hecho que sus proyectos junto a Quimi Portet (Vic, 1957) estaban enterrados para siempre. Lo verdaderamente sorpresivo era que la reunión no fuese la de El Último de la Fila, su grupo más exitoso y reclamado, cuya puerta sigue cerrada desde 1998 y, según han declarado reiteradamente sus dos cabecillas, no hay previsión de que se reabra. Al menos del todo: en noviembre se publicaba Historia de una banda (Autobiografía sónica), una caja de cinco discos que incluía no sólo grabaciones actuales de Los Rápidos y Los Burros, sino también la revisión de tres temas de El Último de la Fila y un álbum en directo de éste registrado en 1995, algo a lo que el grupo había sido firmemente reacio durante toda su trayectoria.

Este retorno surgió bastante de casualidad. El 35 aniversario del nacimiento de su primera banda (Los Rápidos) era la excusa en forma de onomástica pero, en realidad, según ha confesado García, la idea se le ocurrió tras tomarse un café informal con el batería Lluís Visiers. Al hablar del segundo álbum de Los Rápidos, que nunca se llegó a grabar, el vocalista pensó que ahora podría ser el momento. En pleno calentón, decidió llamar a Portet y le propuso remozar también parte del repertorio de Los Burros.

Éste aceptó y, como colofón, anunciaron dos conciertos íntimos, en Madrid y Barcelona. Las entradas se agotaron en diez minutos, y el grupo ofreció una fecha más en cada ciudad, sin ánimo de estirarlo. La formación que actuará en estos directos es la última de Los Rápidos y la original de Los Burros, con Josep Lluís Pérez (guitarra), Antonio Fidel (bajo), Lluis Visiers (batería) y Esteban Martín Hirschfield (teclados), acompañando a García (voz) y Portet (guitarra) y alternando repertorio de ambos grupos.

Igualmente casual fue el primer encuentro de estos músicos hace más de tres décadas. En 1979, el argentino afincado en Barcelona Sergio Makaroff buscaba una banda de acompañamiento, en la que aparecieron Fidel, Pérez y Hirschfield, con García como batería. En vista de la buena química, éste les propuso montar un grupo aparte para interpretar los temas que él había compuesto, reubicándose como vocalista. A los dos meses de formarse, ya tenían un contrato con EMI. De ahí surgió el nombre de Los Rápidos, aunque nadie aventuraría que con la misma celeridad terminaría su carrera. Vendieron 2.000 discos de su álbum Rápidos (1981), aunque el fuerte de la banda fueron sus directos-performance, una verdadera locura en la que los componentes salían con embudos que echaban humo en la cabeza, rompían televisores con un hacha o se embadurnaban con espuma y plumas.

Tras conocer a Quimi Portet, cuando compartieron escenario con su grupo, Kul de Mandril, García le propuso integrarse en Los Rápidos. Ya reconvertidos en Los Burros, las cifras de ventas ascendieron sólo ligeramente: 3.000 copias despachó su único álbum, Rebuznos de amor (1983). Su siguiente encarnación, El Último de la Fila, sería la tercera y la vencida: millones de discos vendidos y uno de los grupos es pañoles más exitosos de la historia. Pero García y Portet jamás olvidaron sus dos primeros proyectos: aprovecharon el tirón popular para rescatar temas antiguos varias veces –grabarían como Los Burros el EP Jamón de mono en 1987, a la vez que reeditaban Rebuznos de amor, y publicarían las maquetas del disco perdido de Los Rápidos en 1995–, además de mantener parte de sus temas en el repertorio de todas las giras y también a muchos de sus músicos.

El breve regreso a los escenarios de estos dos grupos tras más de tres décadas separados puede tener algo de rocambolesco, pero también de acto de justicia poética con un extraño sentido de la coherencia.

HUELLAS DISCOGRÁFICAS

LOS RÁPIDOS. Rápidos (1981). Se ciñen al pop-rock nuevaolero de aquella época, con cierto tono de humor surrealista. No hace justicia al directo que entonces tenían, pero demuestran su potencial para escribir canciones de las que quedan grabadas a fuego, como Ruta del sur y Navaja de papel.

LOS BURROS. Rebuznos de amor (1983). Todo se amplifica y mejora. El punto de locura se desata en Huesos o Mi novia se llamaba Ramón, y el calado emocional se dispara en Disneylandia, Portugal o Moscas aulladoras, perros silenciosos. Aún les faltaba el duende aflamencado, pero ya se veían trazas de perdurar.

EL ÚLTIMO DE LA FILA/ LOS BURROS/ LOS RÁPIDOS. Historia de una banda (Autobiografía sónica) (2015). El segundo LP de Los Rápidos se descubre, grabado 33 años después de cuando le correspondía, con el título Piensos Luegoexisto. Once temas ya conocidos de Los Burros se actualizan en Kloruro Sódiko con desiguales resultados. Esta caja de 5 CD’s un tanto extraña sirve para unir las tres encarnaciones de un grupo que nunca fue convencional.

Metropoli

Fuente: Metropoli – DAVID SAAVEDRA