Manolo García: Un Rockero en la ópera

Manolo García no descuida su faceta de pintor e ilustra con 35 cuadros el libro de la temporada de Amics del Liceu.

El libro Temporada d’Opera, ideado por los Amics del Liceu un ya Lejano 1991, invita a todo tipo de, digamos, personalidades, a presentar las óperas programadas en el Liceu con la intención de mostrar acercamientos y opiniones insólitas o como mínimo diferentes sobre la ópera. Una manera de hacer ver que la ópera es universal en todos sus sentidos.

Paralelamente a este esfuerzo literario, también cada temporada se encarga/invita a un artista renombrado a que ilustre el correspondiente volumen. Un encargo de prestigio pero también de indudable dedicación y energía (porque. implica analizar tos argumentos, escuchar las óperas y realizar en torno a treinta originales), que en esta ocasión recayó en Manolo García. El músico y cantante, pero en su juventud también estudiante en la Escola d’Arts Aplicades i Oficis, asegura que “fue una sorpresa total, me hizo ilusión pero tuve un poco de miedo porque soy una persona que siempre escribo por libre y en este caso era un encargo». En la tesitura llamó a su amigo y reconocido artista plástico Julio Vaquero, y él me convenció en seguida, diciéndome “tírate, tírate”.

El cantante barcelonés es un artista que aunque su vocación principal ha sido la música nunca ha dejado de pintar y dibujar, afición que le ha llevado a exponer desde hace más de veinte años (la última barcelonesa en 2013, en La Taché Gallery, titulada Manolo García: Sub-realista); aun así, él es el primero en confesar que pese a ello, «en el mundo clásico de las artes plásticas me siguen mirando como un advenedizo».

El vio dos cuestiones fundamentales ante el encargo: logísticas y conceptuales. Porque el encargo le pilló precisamente en pleno proceso de grabación de los dos discos de Los Rápidos y Los Burros en los estudios MusicLan en Avinyonet de Puigventós, y, por otra parte, «de ópera no sabía nada en profundidad». Así que entre semana estaba con temas musicales («aunque cuando podía, me escabullía en algún rincón del estudio y allí sacaba mis pinceles y me ponía», reconoce) y el fin de semana bajaba a su domicilio barcelonés «y me dedicaba a hacer las 35 ilustraciones encargadas, lo que suponía cuatro por semana». Aunque a la mitad más o menos del proceso del composición de los originales le sobrevino «un poco de crisis porque no llegaba», García reconoce que «al final me lo he pasado muy bien porque ha sido divertido y porque ha sido trabajar con un reto».

simonb Simón Bocanegra. Una de las pinturas con las que el cantante ha reinterpretado los argumentos operísticos de la temporada liceísta. Reconoce que es una de las que más le gustan cómo le han quedado, y que la dibujó al óleo sobre una tela que le prestó una vecina en Albacete: «Me vino la inspiración y no tenía dónde pintar”.
Para el cantante de Querida Milagros, la otra gran dificultad la encontró a la hora de atacar las diferentes piezas operísticas: «me he inspirado mucho en los libretos, porque la verdad es que ponía los discos y no me inspiraban mucho… las músicas de ópera no las aguantaba demasiado; llegaba un momento en que tenía que descansar», confiesa. «Creo que la ópera es muy complicada; es muy difícil de componer porque como músico de rock la valoro y veo que su pone un trabajo bestial».

En sus personales valoraciones sobre las piezas, comenta que «Nabucco me costó un poco, rompí varias veces él papel»; «Lucia de Kammermoor es muy triste y me puse a dibujar calaveras»; «el aguafuerte que más me ha gustado es el de ‘I Capuleti e i Montecchi», en directa competencia con el de Simón Bocanegra que pinté al óleo sobre una tela que me dejó una vecina en Albacete».

Los originales se pueden disfrutar en el Espai 2 de la Sala Parés hasta el 10 de noviembre. Los beneficios que se puedan obtener de la venta de obra serán destinados a la Fefoc, Asociación que apoya a enfermos de cáncer y sus familiares.

Fuente: La Vanguardia – Edición Impresa 17/10/15 – Esteban Linés

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