Estación García, de José Lucena

ESTACIÓN GARCÍA

Traquetea, bufa y relincha alcanzando con esfuerzo audaz cada estación .Se nutre de vida ajena que clasifica y estanca. Vagón tras vagón aúna historias de tiempo, desamor y alma. De oficios que quedaron olvidados, atrapados en un tiempo que ya sólo en él perduran. Oficios de mimbres, de olor a cuero y de tañidos de yunque.

Seis vagones van ya y otros tantos que orilló en otras vidas.

Como una estación de ritmo y cadencia imprecisos asoma en la lontananza de un mundo que pinta en cada giro de rueda.
El humo que brota de su chimenea convoca expectante a los transeúntes que a su paso quieren sumergirse en su nuevo y conocido interior.
Florece un enjambre de notas y poemas que tenderán sus redes para volver a alimentarse de ti.

La estación García atrasa los relojes e impone sus reglas. Desgrana pétalos de ámbar que atraparan tus sueños y los míos; que sembraran metáforas. Girones que nos harán trastabillar con el pecho herido por alguna nota furtiva… en cualquier lugar.

En un resuello, en un espejismo de parada, ha vuelto con 14 temas que enmarañan el corazón. Perfuma el aire de palabras con alas propias. Ha vuelto a rellenar las aceras a cambiar el color de los cielos.

Poemas de murmullo y fragor.
Ahora es tiempo de retomar, de exprimir la vida, de pasear y que hablen las miradas.

Hilera de pies descalzos que en sus huellas llevan el camino. Pies que prefieren errar… a la condena de vagar. Que prefieren errar … al desatino de esperar.

Y pasiones, pasiones de trance lento de esas que te arrebatan el alma en los salones secretos del deseo.

Paraíso interior que alberga un fueguito cierto, que atempera nuestro ánimo y vela por nuestros anhelos.

Esta vez llega con la clave certera de atrapar el momento… todo es ahora detrás no queda nada.

A ti que veneraste a quien te transformó en un eremita.
A ti que huyes de los páramos gélidos.
Por ti se eleva de nuevo voluta blanca que enhebra el sueño.
Se eleva y nos arrastra en su carrera de vértigo.
Se eleva la calma desde el fértil suelo
Abonado para la comprensión y la templanza… de los adentros.

Fresca el agua mana entre las rocas. Se abre en el desfiladero, en el senderos se abre y a ritmo dulce se adentra donde los ríos desaguan.
Donde la vida germina… en versos que te acompañan.

José Ángel Lucena Gómez