No recuerdo con exactitud… finales del 90, principios del 91 quizás. En mi plena adolescencia, pasando junto unos amigos un buen día en el parque de atracciones del Tibidabo. Hacía pocos meses le habíamos visto compartir escenario conTina Turner y Sopa de Cabra rebosando el Estadi Olímpic en Barcelona y ese día ahí estaba él, coincidiendo en espacio y tiempo conmigo. MANOLO GARCÍA.
Como feroces adolescentes mitómanos, salimos corriendo tras él. ¡Una foto Manolo! ¡Fírmanos un autógrafo! Como si hubiésemos visto a Dios en persona. No nos firmó, no hubo fotos. Nos dio la mano a todos y, cariñosamente, nos dijo algo así como: “Si yo sólo soy Manolo”. ¿Si nos sentó mal? Evidentemente no, joder, claro que no, al contrario. Nos abrió los ojos y auxilió a nuestra inexperiencia haciéndonos comprender que los Dioses no existen, que los grandes músicos son personas normales, que como el resto, también van con su familia a pasar un día en el parque de atracciones. Grande Manolo, no serás un Dios, pero sí un virtuoso, único e indiscutiblemente leyenda viva.
Decenas de conciertos fueron los que presenciamos durante los siguientes años, hasta que un día El Último de la Fila anuncia su disolución #Tristeza… Unos veinte años después, sí… ¡20 años! justamente el pasado viernes 26 de febrero de 2016, les vemos nuevamente juntos defendiendo su obra, en parte su Ópera prima, sobre el escenario de la mítica Razzmatazzdonde bajo el antiguo nombre de Zeleste tantas veces les habíamos gozado #Alegría! Sin lugar a dudas, una noche histórica para la ciudad condal. Alrededor de media hora tardaron en agotarse todas las entradas para los dos días en la Razz (26-28FEB). Acaso ¿alguien lo dudaba?
Manolo García y Quimi Portet, acompañados por los componentes originales de sus primeras formaciones con Los Rápidos primero y Los Burros a posteriori, consiguieron sacarnos orgullosamente afónicos de la sala. En una primera fase al son de sus inicios más rockeros como Los Rápidos con temas como “No, no, no”, “Septiembre”, “Cine Ideal” o la exquisitez de “Navaja de papel”, que dieron el testigo a un segundo turno con repertorio de Los Burros mostrando en buena dosis, su vertiente más psicodélica. Clásicos como “No puedo más”, “Portugal”, “Hazme sufrir”, “Mi novia se llamaba Ramón”, la esperada y queridísima “Disneylandia” que a pesar de lo que digan, nunca dejará de existir, y como no, momento arrebatador, vibrante y enloquecedor con “Huesos”.
El último tramo, El Último de la Fila. Leer de nuevo la carta del soldado Adrián, o saludar, tras años sin verle, al amigo Lico Manuel con un ¿hola que tal?, fue maravilloso, ni necesario es mencionar los títulos. Sin palabras, sólo mucha, muchísima emoción. Otro himno, “Aviones plateados” Quien estuviese ahí y no entonase a grito pelao Veo tu casa desde mi balcón…que lance la primera piedra.
Tiempo también para homenajear al Barri, al Poblenou en el que también he nacido y resido, con “La Rambla”, una joya obra de Quimi Portet con la que daban paso a los minutos finales reservados para una despedida de traca. “Insurrección” canturreado hasta por los que estaban detrás de las barras de bar… Vertederos de amor rellenos de toneladas de nostalgia, de pasado, de presente y de futuro… deseamos que así sea. En total, más de dos horas de directo y una treintena de temas a cual más legendario. Y aunque nos fuimos sin jugar a guerra en la selva, flores raras siguen creciendo en las aceras y, ¿sabes? Volveremos a cogerlas…
En su último trabajo en solitario, Todo es ahora, Manolo le dedicaba unas palabras al maestro Bowie. Para poner fin a esta crónica, nosotros se las reenviamos a él:
“GRACIAS POR UNA VIDA HACIENDO FELIZ A LA GENTE”
¡Maestro! y perdón.. pero he de decirlo.. ¡Puto Crack!
Fotografías: Xavi Torrent www.xavitorrent.com ¡Moltes gràcies mestre!
Fuente: David Quince – ENLACE
