Monthly Archives: noviembre 2022

Manolo García no sólo canta: 7 cuadros del cantante catalán

El cantautor derrocha arte, no sólo en el ámbito musical sino también en el fotográfico, el literario y el artístico. Un artista interdisciplinar que ya ha demostrado su habilidad en la pintura en diferentes exposiciones.

Unidos no habrás más oscuridad
1 de 7Unidos no habrás más oscuridad – Web de Manolo García Pinturas
Manolo García tiene una extensa carrera en el arte con una colección de pinturas hechas desde 1977 hasta ahora. Un largo recorrido con más de 100 de cuadros que ya han sido expuestos en numerosas ocasiones.
Busquemos un lugar apartado
2 de 7Busquemos un lugar apartado – Web de Manolo García Pinturas
El cantautor es conocido por su faceta musical pero paralelamente siempre ha llevado una carrera artística muy prolífica. Algunas de las portadas de sus discos están hechas por él mismo y son ejemplos de su capacidad como pintor.
Doliente mundo
3 de 7Doliente mundo – Web de Manolo García Pinturas
A lo largo de los años ha expuesto su obra en más de 20 ocasiones en diferentes ciudades de España. La próxima exposición será la primera que hace en Madrid bajo el título de Cuerpos Celestes.
El voluntarioso nadador ante la adversidad
4 de 7El voluntarioso nadador ante la adversidad – Web de Manolo García Pinturas
Cuerpos Celestes tratará sobre una retrospectiva de más de 100 obras del artista desde sus comienzos hasta la actualidad, donde expone su visión personal de la vida.
Plomo en las venas
5 de 7Plomo en las venas Web de Manolo García Pinturas
Diferentes obras realizadas con múltiples técnicas como pintura, collage, dibujos o esculturas, donde se pueden intuir sus referencias artísticas.
Fieles al Consumo
6 de 7Fieles al Consumo Web de Manolo García Pinturas
La obra del cantante transporta al espectador al propio bosque interior del pintor con la que busca desligarse de la época actual que considera ajena a la esencia del ser humano. «Pinto animales, montañas, masas líquidas y formas vegetales abstractas, dentro de mis obras oníricas, porque persigo con encono esa esencia, la que no me ofrece mi moderna forma de vivir”, explica el artista.
Natura madre
7 de 7Natura madre – Web de Manolo García Pinturas
La dedicación a la pintura fue un camino temprano en la vida de Manolo García, una elección precozmente instintiva. A pesar de que el cantante declarase que lo hacía por afición, ya comercializó en el pasado dos libros donde plasma sus obras. De estilo recargado, se mueve entre el arte naif, el surrealismo e impresionismo mezclado con el paisajismo y las influencias de artistas catalanes modernos.

Fuente: El Debate – Adrián Gonzalez – ENLACE

«Aquí no hay libertad ni hostias, este es un mundo de esclavos, todos esclavizándonos a todos»

  • «Empecé a pintar, dibujar y adentrarme en la música muy joven en busca de la libertad», relata el músico, que expone su obra pictórica por primera vez en Madrid
  •  «La sociedad te acosa y te lleva a veces a pensar que la vida es un anuncio», plantea, mientras lamenta: «La cultura ahora mismo es consumo»

Es la de Manolo García (Barcelona, 1955) una de esas voces a las que siempre merece atender cuando habla, y no digamos ya disfrutar cuando canta. Exitoso músico desde los tiempos de Los rápidos y Los burros, luego El último de la fila, y desde hace 25 años ya en solitario. Siempre en movimiento como si una dinamo fuera su cuerpo, este 2022 ha estado bien ocupado presentando por toda España los dos discos que publicó a la vez el pasado mes de abril.

Una gira por grandes recintos que ha tenido que aplazar en su tramo final para recuperarse totalmente de una miocarditis aguda que le tiene, según cuenta a infoLibre, «haciendo una vida normal pero sin esfuerzos». «No hay nada grave, todo está bien, pero que parar y reposar. En eso estoy, intentándolo. A veces me cuesta porque soy muy activo, pero intentándolo, lógicamente», confiesa entre risas, repitiendo en dos ocasiones eso del intento, que se nota que le cuesta.

Nos hemos quedado sin conciertos en lugares tan señalados como el Palau Sant Jordi o el WiZink Center, pero tenemos la sorpresa de la primera exposición pictórica de Manolo en Madrid. Porque él también es, además de músico y para muchos poeta, pintor. ¿Dónde? En la Casa de Vacas del parque de El Retiro. ¿Cuándo? Del 2 al 24 de diciembre. ¿Cuánto? Gratis. Una vez respondidas estas preguntas esenciales, vamos a por otras que nos faltan. ¿Qué? ¿Cómo? Estas dos últimas preguntas son las que él mismo nos va a contar a partir de aquí.

Ahora que está en reposo forzado igual aprovecha para pintar. No sé si tiene algún momento en el que pinta más que compone o compone más que escribe.

Ante la inminencia del momento, ahora mismo me dedico básicamente a retocar, seleccionar y embalar cuadros. Sucede que cuando das por finalizada la etapa, porque ya tienes la fecha de exposición encima, ya es todo logística. Hasta que no termine la exposición no vuelves a tener ganas de pintar. Pasa igual con la música, has estado dos años trabajando, componiendo, y cuando ya estás en el estudio finalizando el proyecto, esas semanas no se te ocurre ponerte a componer. Es como cerrar una etapa y el proceso está en su final. Después empezará otro nuevo, pero habrá que darle tiempo a la cosa.

Se anuncia como su primera exposición en Madrid pero, poniéndonos puristas, no es exactamente así.

Bueno, es que de la mano del Círculo de Lectores había hecho una exposición hace años en una sala que creo que ya no existe, pero digamos que no de una manera oficial o dándole la promoción que le estamos dando a esta exposición. También aquella vez era diferente, era de fotografías, así que podemos decir que esta es la primera vez de una exposición de pintura y algunas pequeñas piezas de escultura.

La exposición se llama Cuerpos celestes. ¿Qué podemos ver en ella? Sabemos que son un centenar de obras, desde 1977 hasta 2022, nada menos. Un buen repaso.

Sí. Desde algún dibujo, algún boceto e incluso algún cuadro de aquellos primeros años. 

Las fechas no engañan y nos indican que empezó muy joven a pintar. Hace 45 años ya.

Sí, yo empecé a pintar muy jovencito. Conseguí que mi madre me llevara a comprar mi primer caballete cuando yo tenía catorce o quince años. Empecé con los balbuceos típicos y luego derivé en unos estudios de artes aplicadas que fructificaron en un trabajo de años como diseñador gráfico. Pero yo seguía pintando como autodidacta. En los estudios que habia hecho aplicados al diseño gráfico había recibido clases de dibujo, de modelado, fotografía… los cursos comunes que se hacían. 

Necesarios para tener una base de conocimientos básicos al menos.

Sí, eso a mí me ayudó y se sumó al impulso natural que yo he tenido siempre por pintar y por dibujar, que es algo que lo tienes o no lo tienes. Luego ya lo educarás más o menos, tendrás una necesidad de prepararte mejor de una manera más académica o no… eso ya cada cual. Pero yo he ido siempre bastante por libre, exceptuando algunas clases de dibujo que he recibido de algún buen profesor. Pero he sido autodidacta y nunca he dejado de pintar.

Y ahora le apetece mirar atrás lo pintado y mostrarlo en una retrospectiva.

Hay dibujos del año 1978, del ochenta y tantos… y hay otras cosas que están hechas en los dos últimos años, que son las más expresivas, digamos. Porque al principio estás en el balbuceo, en la búsqueda de un oficio, un buen quehacer. Estás en un dominio de los instrumentos, del pincel, del lápiz, de la goma de borrar, que es muy importante (risas). Y poco a poco vas tomando mando y más fuerza en tu caminar. Del último tramo que voy a presentar hay cuadros que he terminado el mes pasado. Esos son cuadros ya donde se mezcla la vivencia, los tiempos de pandemia, los tiempos de un ostracismo social y una sociedad enmudecida y atónita, sobre todo en los primeros meses de confinamiento. Hay algunos cuadros bastante curiosos y otros inquietantes y también bastante negros. Es la manera que el artista tiene de exorcizar sus demonios interiores.

El arte tiene una función muy singular, toca una fibra impalpable, que no existe, que no está en ningún sitio. La pintura es un abrazo a la vida y una petición a la vida de que te abrace a ti

Manolo García — Pintor y músico

Una vez pintados, es momento de mostrarlos. ¿Es compartir con otros el fin último de toda esta creación?

Sí, el objetivo final es ese. El que crea necesita de una manera profunda realizarlo y luego mostrarlo, compartir, porque no quiere sentirse solo. No quiere llegar a la idea de que su visión del mundo es una visión negativa, triste, dolorosa. Todo el mundo quiere alegrarse, caminar por un sendero de luz, y su arte, el arte de cada uno, es el que te propone ese sendero de luz. Un camino en el que pueden ir apareciendo personas para sumarse a tu fiesta. El escritor, el pintor o el músico, cuando está creando es feliz, está inmerso en un proceso que le subyuga, que le tiene completamente atrapado, y luego está la segunda parte cuando a él le llega la noticia de que su obra gusta, sorprende, no deja indiferente. Ahí hay una constatación de que ha valido la pena, todo tiene sentido. Que las masas hagan cosas en grupo, todo el respeto, pero que luego haya individuos que ofrecen individualmente algo que llega a otras personas. Porque el arte tiene una función muy singular, ostrás, toca una fibra impalpable, que no existe, que no está en ningún sitio. Es como cuando hablamos del alma, pero nos estremecemos, lloramos, reímos, tenemos necesidad de abrazar, de ser abrazados. La pintura es un abrazo a la vida y una petición a la vida de que te abrace a ti.

¿Se atreve a darnos algún referente pictórico para que la gente pueda curiosear o, por qué no, comparar?

Yo no me parezco a nadie pero he tomado un poco de todos, como todo el mundo (risas). Estoy en un camino surrealista. He crecido admirando y gozando de todos los ismos posibles, me gustan todos, el cubismo, el expresionismo, el impresionismo, la luminosidad, los colores, la alegría. Para mí, Mariano Fortuny es un referente, un maestro, que dejó una obra magistral aunque murió joven. También tengo un paisajista preferido que es monumental, Albert Bierstadt. Y Leonora Carrington, impresionista.

La pintura es un ejercicio de introspección y soledad, porque nadie pinta en presencia de los demás. Es verdad que tampoco compongo en presencia de los demás cuando hago las canciones, pero necesito un público para que esas canciones cobren un sentido

Por curiosidad, ¿pinta cuando está de gira?

Pues sí. Dentro de mis posibilidades, he dibujado en muchas de mis giras. Había temporadas que llevaba a los hoteles un pequeño caballete con mi cajita de pinturas, y mi actividad fuera de lo que eran los ensayos y los conciertos era pintar en el hotel, imagínate (risas). Todo eso es lo que voy a mostrar un poco en Madrid, ese alargar en el tiempo mi necesidad vital de dibujar y de pintar.

¿Qué le aporta pintar que no te aportan las canciones? Igual lo ve todo como lo mismo, como arte en general, y no hace distinción.

Hay una diferencia grande, y es que el ejercicio de la pintura es un ejercicio de introspección y soledad, porque nadie pinta en presencia de los demás. Es verdad que tampoco compongo en presencia de los demás cuando hago las canciones, pero sí que las interpreto y necesito un público para que esas canciones cobren un sentido. La pintura es más un cuidarte a ti mismo, acunarte a ti mismo, te da ese tiempo y esa templanza que necesitas y a veces la sociedad te niega. La sociedad lo que hace a veces es acosarte, si te descuidas un poco te tiene a su merced. El mundo de la publicidad, los medios de comunicación, las noticias, esa cosa mal entendido que nos lleva a pensar a veces si te descuidas que la vida es un anuncio de un refresco. Y no, la vida no es anuncio. Tienes que encontrar tu centro, no eres una marioneta, no eres un actor dentro de un anuncio, eres un ser humano con sus carencias, sus posibilidades, sus miedos, sus aciertos, sus errores, sus valentías.

Y su centro es la pintura.

La pintura me permite posicionar un yo que eres tú mismo, que no estás modelado o retocado por la circunstancia social que te rodea, que a veces te vapulea, te lleva, te trae, te crea necesidades en ocasiones ficticias que te hacen caminar por caminos a veces tortuosos, aparentemente luminosos pero luego en realidad inciertos o vacíos de contenido emocional. La pintura no engaña, tiene una posibilidad de presente absoluto y de absoluta implicación con la vida. En la pintura no hay emponderables. En una grabación a veces hay imponderables, estás afónico, se va la luz, el guitarrista no ha llegado… en un concierto puede que algo no funcione una noche porque la persona que lo lleva está enferma… hay una serie de imponderables. Pero en la pintura o mis pequeñas esculturas no, en ellas hay un presente absoluto y hay una implicación vital sencilla pero firme. Esa es la diferencia entre una cosa y otra para mí.

El arte y la cultura están más maltratadas que nunca, porque el sistema necesita consumidores, gente que no piense y que consuma y que entienda que su objetivo es consumir

Manolo García — Pintor y músico

Una vez señaladas las diferencias con la música, vamos con las similitudes. ¿Son ambas disciplinas, como todas las creativas en realidad, una búsqueda de la libertad? Cuando uno escribe, pinta o compone, aspira a encontrar cierto tipo de libertad.

Sí. La razón por la que yo empecé a pintar, dibujar y adentrarme en la música muy joven es la búsqueda de la libertad, nunca en busca de la fama, el dinero, una posición social. Yo era un crío y no entendía nada de todo eso, yo solo sabía que esos grupos de melenudos que escuchaba en la radio me entusiasmaban y parece ser que son libres. Igual no es así, pero el adolescente piensa «guau, estos sí son libres». Un pintor, guau, tiene su cuota de libertad absolutamente controlada, se la dosifica y se la regala él. Yo empiezo por eso, por la libertad. 

Vaya búsqueda complicada esa.

Porque lo que te ofrece el mundo son una serie de corsés, necesidades y obligaciones que te constriñen. «A ver, Manuel, has fichado cinco minutos tarde, te los descontaremos del sueldo». Cuando tú eres un crío lo que quieres es que la magia de la vida no se pierda. Va quedando atrás porque creces y si llegas tarde al trabajo te llevas una bronca descomunal o te despiden si lo haces cinco días seguidos. Al final piensas aquí no hay libertad ni hostias, este es un mundo de esclavos, estamos todos esclavizándonos a todos.

Por eso es importante tener un plan de escape.

Yo tengo que encontrar un rincón mío donde no pueda entrar nadie, donde yo sea dueño de mi tiempo. Incluso quiero permitirme el lujo de tener el tiempo. Esto del tiempo es un coñazo, siempre, guau, la vida es un río que no para nunca, pero descubres que hay una forma de parar. Hay personas que hacen yoga, otros que pintamos o que hacemos canciones y también detenemos el tiempo y respiramos un poco del desasosiego que a veces nos provoca la vida. Que la vida, evidentemente, tiene de todo, tiene momentos maravillosos aunque no pintes ni cantes. Eres jugador de fútbol amateur en tu barrio, vas a esquiar o eres aficionado a jugar al dominó con unos amigos en el bar de tu pueblo. Todo es plausible porque consigues ser tú durante y un rato y alejarte de las angustias, que en los tiempos presentes además se han redoblado a partir de las pandemias, las crisis económicas, inflaciones, burbujas… Necesitas un mecanismo de despegue de ese amarre, de cortar esa ligazón tan bestia a la que a veces se nos somete. Claro que hay obligaciones, pero es que hemos montado un mundo pretendidamente organizado donde unos a otros nos empujamos.

Este siglo XXI está siendo mucho más frívolo que el XX en cuanto a propuesta artística. No tiene, para mí, la profundidad que tenía el XX

Manolo García — Pintor y músico

Menciona otra vez la pandemia. Ese período en el que parecía que habíamos entendido la importancia de la cultura y el arte en nuestras vidas. Pero no sé yo si se nos ha olvidado pronto y se nos ha vuelto a olvidar… otra vez.

El arte y la cultura están más maltratadas que nunca, porque el sistema necesita consumidores, gente que no piense y que consuma y que entienda que su objetivo es consumir. Hoy tengo el día malo, pues me voy de compras. Ese es el objetivo, pero esa terapia es nefasta, es un sinvivir, porque significa que vas a tener que estar siempre trabajando para comprar chirimbolos que no necesitas y que no te dan ninguna felicidad y que acaban en un cajón que ni abres. Y luego está esta moda de los cojones de pedir y que nos traigan a casa todo en vez de ir a la tienda de la esquina a saludar al dependiente o la dependienta y cotillear un poco sobre algo o alguien (risas). La vida social de entonces… ahora están estas modalidades más solitarias y menos recomendables. La cultura ahora mismo es consumo. Encima, cada vez somos más y las redes sociales lo trivializan todo. «No, pero si está chupado», dicen muchos. Ahora todo el mundo pinta, canta, baila, toca la guitarra y todo el mundo quiere vender lo suyo. Pero vamos a ver, Camarón hay uno cada siglo, Paco de Lucía, uno cada siglo, Queen, uno cada siglo.

Uno o ninguno.

Claro. Fíjate, en los años setenta hubo una eclosión de arte. Estoy hablando de rocanrol. El siglo XX dio un fruto inmenso en cuanto a la pintura con corrientes pictóricas maravillosas. También la literatura, la poesía. Pero yo entiendo que este siglo XXI está siendo mucho más frívolo que el XX en cuanto a propuesta artística. No tiene, para mí, la profundidad que tenía el XX en cuanto a propuesta. Ahora mismo no tenemos unos años veinte con una eclosión musical, una corriente electrizante que nos lleve a todos a un pasmo maravilloso que nos preguntemos, guau, ¿qué está pasando? Claro que hay artistas maravillosos en cualquier país que dejan caer un néctar de dioses musical, pictórico… 

Menos mal que hay excepciones.

Claro que hay excepciones, más nos vale, pero hay algo por encima de nuestras cabezas como intentando colarnos la fast food, que nos dice «comed esto que es estupendo». Pues no, no es estupendo, esto es basura, pero estamos tragando. Se está trivializando todo. Y ante tantísima oferta hay una borrachera, evidentemente, y cuesta más descubrir los diamantes. Porque hay diamantes, pero cuesta más verlos. Es un momento social concreto en el que estamos inmersos, pero bueno. Qué maravilloso sería que cuando la gente de a pie acude a una feria de arte, por el placer de contemplar las obras, todo el mundo dijera «guau, cada galería, cada propuesta, cada pintor es mágico, es fascinante». Pero lo que flota en el ambiente es «pero si esto también lo hago yo, qué cojones es esto, pero vaya morro» (risas). Y esto que acabo de decir no es ninguna tontería, es cierto.

Fuente: David Gallardo – InfoLibre – Foto Ricardo Rubio – ENLACE

Manolo García: «La pintura es mi pequeño juego de vida mientras estoy de baja laboral»

El cantante expone en Madrid por primera vez una retrospectiva con obras de finales de los 70 aunque asegura que «no me he atrevido a llamarme pintor hasta hace hace 10 o 12 años»

Manolo García crea. Aunque esté de baja laboral por prescripción médica a raíz de sus problemas de salud, sufre una leve inflamación cardiaca, que lo mantiene temporalmente alejado de los escenarios, sigue componiendo y, sobre todo, pintando. «Yo pinto más que nunca» explica sobre la que es su faceta más desconocida pese a que algunos de sus cuadros o fotos coloreadas han sido portadas de sus discos y tiene obras de hace 45 años. Un centenar de ellas se podrán ver en la exposición retrospectiva Cuerpos celestes en el centro cultural Casa de Vacas de Madrid a partir del 2 de diciembre en la que será la primera muestra de su obra artística en la capital. Rodeado de cajas de embalar mientras prepara el traslado, afirma que «ahora, aún más que nunca tengo que pintar», es su forma de reconectar con un mundo que «cambia muy deprisa y no necesariamente para bien». Con Manolo cada frase es un verso.

¿Cómo te encuentras?

Estoy de baja laboral, haciendo reposo. Para la música, claro, ya que sigo pintando. Estoy preparando esta exposición que la tenia programada desde hace más de un año y que me hace sentir que no estoy fuera de juego. Mi pequeño juego de vida sigue mientras la parte musical la tengo parada por prescripción facultativa unos meses, haciendo reposo. Pero la pintura puedo ejercerla. Me encuentro bien pero no puedo salir a correr una maratón ni hacer 20 kilómetros en bicicleta.

¿Más de 40 años pintando y esculpiendo pero es tu primera exposición en Madrid?

Participé en una exposición de fotografía hace tiempo pero de artes plásticas es la primera vez. Es cierto que he trabajado en pintura desde muchos años pero no me he atrevido a llamarme pintor hasta hace hace 10 o 12 años. Estás en un aprendizaje constante y nunca estás del todo satisfecho con tu obra, es cierto que hay una línea que traspasas y piensas que tu propuesta artística y plástica tiene una entidad propia, tiene una fuerza y con esa ilusión, te afirmas y reafirmas,. Creo que he esperado un poco a ese tiempo dónde yo me atreva a exponer en una sala.

Es una retrospectiva con más de 100 obras, ¿Qué encontrará el público?

El sentir de unas décadas. Desde dibujos muy naif, muy Pop Art de mis inicios a fotografías retocadas hasta lo que estoy haciendo ahora, como algún cuadro de formato más grande. Siempre en técnica mixta, trabajo con óleos, que es una técnica maravillosa con un resultado poderoso pero que tiene un duende difícil de dominar. También están las influencias de la famosa movida de Madrid en algunos de mis dibujos primerizos o mi amor por los cómics. Es un repaso de mis vivencias, de buscar la luz y un camino por las décadas de los 80 y 90 hasta los años actuales en los que vivimos en una confusión que se refleja en la obra.

El artista no puede huir de su realidad

El músico puede disfrazar más la emoción, lo que subyace en la obra de un músico puede dejar algo de duda, puedes interpretarlo de diferentes modos. El pintor lo tiene más difícil, desnuda más el alma. Yo soy un pintor que busca el surrealismo, es uno de mis ismos y me gustan prácticamente todos los ismos. En la pintura es más difícil disimular tu estado de ánimo, tu emoción impregna la obra. Da igual que seas abstracto, tu gama, tu paleta de colores describe tu momento vital. En la música es diferente, se te puede ver un poco el plumero pero puedes alterar la realidad, puedes escribir cosas que no son reales. En pintura lo que pintas es real.

¿La creatividad en la música es hacia externa y en pintura es más íntima?

La manera de crear es más introspectiva. El pintor trabaja solo y en esa soledad hay una intimidad muy profunda. La tarea musical es muy diferente, puedes trabajar solo para componer, como es mi caso, pero al plasmarlo en un disco hay detrás equipos, como los ingenieros de sonido, los músicos, etc. La pintura viene de otra profundidad. Durante muchos años he pintado con música y ahora desde la pandemia he hecho algo extraño: Estoy pintando sin música. Llega un estado de ánimo tan interior que ya nada me distrae. Me dejo ir por el brochazo, la pincelada, el rodillo, la esponja… te vas con ese azul o el amarillo, con ese color primario y buscas esa viveza. La pandemia nos ha aportado grises y una sensación extraña pero nos ha hecho reencontrarnos con nosotros mismos.

¿El arte es la expresión más auténtica que nos queda?

En el arte encontré la autenticidad del apego y el desapego a la vida. La pintura y la música son una pequeña balsa con un tonel de agua y una galleta, lo básico para ir tirando, y te aferras a ella cuando el mar se va agitando y se pone más complicado o luego se calma. Me agarro a la pintura, a la sensación de que se para el tiempo ante una obra que descubres en un museo o en una galería y te impregnas de ella todo el día. Me pasaba horas en el museo de arte moderno de Barcelona cuando estaba en la Ciutadella, allí descubrí a Fortuny, a los paisajistas de Olot o los dibujos de Opisso Ramon Casas. Siempre me arrepentí de no estudiar bellas artes, hice artes aplicadas y fui diseñador gráfico cuando todo era físico, no había ordenadores. Trabajé en publicidad no era lo que más me seducía y paralelamente iba pintando en casa. Esta retrospectiva muestra mi remar de estos años.

¿Todo el proceso creativo te llena o tienes alguna preferencia entre música y artes plásticas?

Todo me hace vivir muy intensamente. La da sentido a mis días. Siempre he preferido quedarme a pintar en casa desde joven que no salir de fiesta los fines de semana. Me seducía más mi autopropuesta, me hacia dueño de mi tiempo, no dependía de los demás sino de mis ganas de pintar. Tampoco he sido un joven ostra en un mundo propio, impermeable y estanco, para nada, siempre fui extrovertido. Pero esa fue mi forma de enfrentarme al mundo, con la capa de mi barniz que me daban mis pinturas y mis proyectos musicales. El mundo está muy bien pero no es gratis, hay que enfrentarse, y yo salía con mi bagaje, con mi coraza de defensa. Yo esta mañana he estado cinco horas pintando y ya tengo el día resuelto, ya vengo barnizado.

Con el confinamiento creaste más…

En los dos últimos años he pintado muchísimo. El hecho de que te confinen, esa situación inesperada y terrible hace que busques ayuda en ti mismo. Normalmente en la vida de todos usamos la energía de los demás, estamos todos con todos todo el tiempo, incluso en dos dimensiones con las pantallas, contactando y moviéndonos en una cadena de comunicación a veces irreverente, a veces insulsa, a veces dura cuando te alejas del contacto físico. En mis últimos cuadros he estado completamente solo, no he tenido oportunidad de distracción y he tenido necesidad de buscar la solución en mi mismo, no tenía nadie más a quien recurrir. El sentido de la vida en la sociedad actual es disimular la precariedad de todo. En los cuadros no hay precariedad, hay realidad.

Y ese mundo interior tan intenso lo plasmas en cuadros luminosos y coloridos…

Hay que ser optimista. Yo puedo tratar temas oscuros o extraños pero con mucha luz. Saco a mis demonios internos de sus zonas oscuras a que se aireen. Puedo tener cuadros muy torturados pero estoy trabajando con amarillos, con rojos, con colores primarios. Todos buscamos luz, nadie quiere vivir en un magma gris, somos polillas. Mi obra siempre esa dualidad, puedo tener una temática un poco oscura pero trabajada con colores vivos. Me iba más al amarillo que al negro, aunque últimamente, desde los años de pandemia, estoy usando más negro, en la retrospectiva se verá. En la vida acontecen sucesos duros y como pintor expresas su más profundo interior, por eso cambias la paleta

¿Te ha afectado la pandemia?

Claro, como a todos. Y me sigue afectando. Sufrimos un bombardeo de información. Ves imágenes angustiosas que te desazonan además de una cacofonía planetaria, dónde todo es un caos y te cuentan todo lo malo o se lo inventan. Vivimos en una sociedad bastante acojonada. Claro que te toca. Mi cerebro está preparado para cuatro cosas, no para 44 millones de cosas. Hace 80 años, la tecnología punta que usaba mi abuelo era una azada, un botijo y un sombrero de paja para el sol y toda su preocupación era su pequeño huerto y un gallinero para alimentar la familia. Era economía de subsistencia. Las pasaba canutas claro, pero seguro que su cerebro estaba más en calma que el mío. Lo tengo clarísimo, no necesitaban psicólogos, psiquiatras, pastillas, antidepresivos. Ante todo eso, yo tengo que pintar ya que mi cerebro mientras pinto o hago una canción trabaja debidamente, está usando las neuronas que necesita.

De la creatividad no se da uno nunca de baja…

Si eres una persona creativa y sientes esa necesidad desde la juventud sería raro que eso desapareciese de tu vida. Mi necesidad de creación es inalterable. Es muy personal, la necesidad de crear va pegada a la persona y a veces desaparece una temporada, te entra el pánico por si tendrás algo más que decir o comunicar. En cualquier disciplina, con cualquier herramienta. En mi caso he tenido esa necesidad siempre, con pocas lagunas o espacios vacíos. Cuando acabas un disco piensas, ‘igual me he quedado seco’ y sólo tienes que dejar q pase un poco de tiempo, llevar una vida normal. Al final es tu esencia la que manda. Luego está la necesidad de cambiar, el artista ha de mutar, de marcarse retos, debe pelearse consigo mismo y fracasar consigo mismo.

Fuente: El Mundo – German González – Foto David Ramírez – ENLACE

MANOLO GARCIA EXPONE SU OBRA PICTÓRICA EN EL CC CASA DE VACAS

En su primera exposición en Madrid

El Centro Cultural Casa de Vacas ofrecerá una exposición retrospectiva de la obra de Manolo García el próximo mes de diciembre.

Bajo el título Cuerpos celestes, la exposición reunirá una extensa muestra retrospectiva de la obra del artista; más de cien obras en diversas técnicas como pintura, collage, dibujos o esculturas, que repasan su largo recorrido, con obras de 1977 hasta hoy.

Su primera exposición individual fue en Menorca el año 1992. Desde entonces se han sucedido más de una veintena de exposiciones en diferentes puntos de la península, tanto individuales como colectivas.

Aunque volcado profesionalmente en la música, Manolo García siempre ha mantenido en paralelo una prolífica creación pictórica. Se pueden ver algunas de sus obras en portadas e interiores de álbumes a lo largo de toda su carrera artística, desde sus inicios con Los Rápidos. Como ejemplos, la portada de Arena en los bolsillos, de Nuevas Mezclas de El Último de la Fila o de Geometría del Rayo.

Así mismo, también han sido publicados tres libros sobre sus dibujos y pinturas. De arrebatadora vida, una recopilación de sus cuadros pintados entre 1985 y 1992, Vacaciones de mí mismo, (2004), con un largo recorrido por toda su obra pictórica, y El Fruto de la rama más alta (2011).

Manolo García – Cuerpos celestes

Centro Cultural Casa de Vacas (Parque del Retiro – Distrito de Retiro)

Del 2 al 24 de diciembre 2022

Lunes a domingo

10.00h -21.00h

(Excepto día 24/12 hasta las 15.00h)

Mas información: Manolo Garcia, Pinturas y Obra gráfica (manologarcia-pinturasyobragrafica.com)

«Siempre he pensado que si yo viviera en un mundo menos artificial, menos tecnológico y menos industrial, no haría canciones ni pintaría. Probablemente me bastaría con la luz del sol. Pero mi desubicación, mi sentirme ajeno a nuestro tráfago actual me ha llevado a este punto; encuentro mi norte vital y mi tiempo de reloj solar haciendo canciones y pintando.

Además, he descubierto que esas sensaciones y esa inmersión en la atemporalidad de una mañana de martes de febrero, pongamos por ejemplo, me lleva a compartir cosas con otros, lo cual me hace sentir menos solo y le da un vago pero a la vez justificado sentido a mi vida de mamífero recalcitrante.

Dijo Gil de Biedma en alguna ocasión que en realidad su pretensión no había sido ser poeta sino poema. Yo, humildemente, me conformaría con saber que soy lo primero, porque significaría que algunos instantes de los días respiro libre.»

Manolo García