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“Mis canciones reflejan cómo soy: no son auténticas pero sí muy sinceras” Manolo García en La Vanguardia

ENTREVISTA a Manolo García, que publica su disco ‘Para que no se duerman los sentidos’

Tres años después de la aparición de Nunca el tiempo es perdido el cantautor barcelonés Manolo García vuelve a la escena con, quizás, su obra musicalmente más redonda, Para que no se duerman los sentidos (Bmg), que se pone a la venta el próximo martes. Una colección de quince canciones propias y un tema instrumental escrito por su percusionista Juan Carlos García. Concebido a lo largo del último año y medio, producido por el propio cantante y grabado en Barcelona, Girona y Brasil, el disco del antiguo vocalista de El Último de la Fila cuenta con los músicos habituales (J.C. García, Nacho Lesko, Charly Sardà, Eric deWit, Íñigo Goldarazena, Pedro Javier González) y multitud de colaboradores, desde Javier Mas hasta Mikael Mutti o Angie Bao. El disco (que se vende acompañado de un excelente DVD) se presentará a comienzos de octubre en la almeriense Roquetas de Mar y aterrizará en Barcelona en noviembre.

–Para que no se duerman los sentidos son quince canciones y un temainstrumental. También es…
–…Una ingenuidad simple, porque sigo siendo un cantante de pop que se dedica a ello desde hace muchos años, algo así como 14 o 15 discos. Y también es una especie de reflejo de mi manera de ser: no soy auténtico pero sí muy sincero.

–Se comenta que es un disco musicalmente más trabajado, más variado y con una idea argumental. ¿Es cierto?
–Todos mis discos, y decir lo contrario sería de estúpidos, me los he currado hasta la muerte. Porque cada una de estas cosas redondas es una aventura nueva, y surgen cuando toca. Éste lo comencé hace más de año y medio y a comienzos de éste ya estaba en el estudio con la guitarra y con alguna idea clara. No trabajo a plazo fijo pero todo salió rápidamente, y eso se transmite porque suena relajado, no me costó nada.

–Unos cuantos temas, como Niña Candela o Sólo un poco, se grabaron en Salvador de Bahía. ¿También se apunta usted a las modas?
–No, no. Un día comiendo me contaron que allí había un buen estudio y me fui con mis bártulos; no conocía a nadie y pedí unos músicos curtidos para poner en solfa los temas que faltaban. Me imaginaba unos tipos mayorcitos pero aparecieron unos jóvenes que acabaron siendo la bomba; hablo de Gerson Silva, de gente que trabaja con Carlinhos Brown, de Cesário Leony o de Robinson Cunha. Pero creo que conseguí el objetivo, es decir, que la esencia brasileña, esa esencia que te embriaga si no te andas con cuidado, no ocultara mi estilo.

–¿Su estilo ha evolucionado? Siempre se dice que su voz lo determina todo.
–Sí, eso se dice, pero uno tiene sólo una voz. Nací en el rock, en elpop, me gusta la ranchera, la copla y, por supuesto, el flamenco. Pero la cuestión importante es que yo no busco la autenticidad de la que antes hablaba en la música, y la voz es un ingrediente de ella, sino en las letras. Fíjate en Jorge Drexler; es importante lo que está haciendo. Pero es verdad que, además, hay una mayor apertura musical.

–Porque se oye su pop aflamencado, pero también ritmos programados, boleros, sones morunos…
–…y a mitad del disco hay unos temas muy cañeros, como Ardí mi memoria, En un estanque de libélulas o Si te vienes conmigo. De hecho quería haber hecho dos discos, uno acústico y otro de rock desnudo. Era muy caro. Pero no sé si musicalmente es mejor o peor, sólo he pretendido ni aburrrir ni aburrirme.

–En sus letras se le ve con la pólvora algo mojada, menos combativo.
–No es porque me haya hecho mayor o parezca un pesimista resentido, pero con mi pequeña obra pretendo posicionarme ante un mundo exterior que no me gusta nada porque es muy estrambótico. Sigo sin entender por qué a estas alturas la gente prefiere la comida en cadena que una fabada o una morcilla.

–Usted me decía exactamente lo mismo cuando participó en el concierto de Amnistía Internacional en el Camp Nou, y ya ha llovido.
–Ya… pero sigo sintiéndome un outsider, y he aprendiendo por la fuerza, por imperativos, sobre la necesidad de la lucha. Todo contra lo que de alguna manera protestábamos en El Último aquellos días sigue en pie, pero ahora aumentado en una proporción geométrica.

– ¿Es un tema recurrente de este disco la insatisfacción cotidiana?
–Por allí va la idea. No ya la insatisfacción personal, porque vivo un momento muy gratificante, sino porque cada día soporto menos la, con perdón, mierda que nos rodea. Es precisamente por eso por lo que necesito seguir encabronado.

–En los últimos años se ha producido la eclosión de bastantes jóvenes cantautores en España. Buena parte de ellos, por actitud, voz o letras parecen hijos esforzados suyos.
–Se dice eso y eso específicamente es una tontería. Porque muchos les deberíamos a los Beatles, Bob Dylan o Led Zeppelin nuestra identidad y eso no es así. No; la gente crece con lo que ve, escucha y mama y, en esa línea, El Último de la Fila y en menor medida yo mismo algo hemos pintado en el pop de este país.

Fuente: La Vanguardia – Esteban Lines – ENLACE

Manolo García: «Ni los móviles ni Internet me hacen feliz, por eso hago canciones»

De nuevo, las canciones de este disco son densas, llenas de metáforas e imágenes, y demandan una escucha atenta. ¿Es algo inevitable en Manolo García?

-Supongo que es un reflejo de mi forma de ser, o de estar en este planeta. Soy una persona bastante pensante, y a veces me canso, me agoto a mí mismo. Pienso demasiado y me preocupo por cosas sobre las que no tengo ningún tipo de control y que es inútil que me torture. Pero claro, la mente es una máquina muy poderosa, y supongo que mis estados de ánimos se ven reflejados en las canciones. Yo no voy al psiquiatra, ni al psicólogo. Por suerte, no tengo ningún problema médico de este tipo, pero hago canciones, que es una cuestión inquietante, si te paras a pensar. Aunque a la vez muy gratificante. Para mí escuchar música y hacer música es vital. De crío, quería ser músico. No es que quisiera ganarme la vida como músico, porque no tenía ni idea de que hubiese que ganarse la vida. Cuando eres niño, tus papás te mantienen y no eres consciente de ello. Ya soy una persona adulta, pero sigo obstinado en que la música me hace bien. Si mis canciones son densas, son complicadas, no es mi pretensión, no pretendo hacer una música sesuda, seria, con un mensaje. Sólo pretendo pintar pequeños paisajes sonoros.

Ni móviles ni Internet

-En una época en que todo se vende lo más simple posible, es raro que algo así tenga éxito.

-Quizás significa que hay una cantidad de gente considerable que busca más cosas que lo que a priori nos dicen que necesitamos: dinero, nivel económico, nivel social… Gente que disfrutamos con la música, con las cosas, si se me permite, del espíritu y no de la materia. No quiero ponerme trascendente, pero dicho de una manera simple sería esto. Lo importante se convierte para unos cuantos en algo que necesitamos imperiosamente, y que además es gratis: el sol, los ríos limpios, el campo, la Naturaleza, la vida más o menos natural. Ahora parece que eso no se lleva, que lo que mola es la vida urbana. Me están diciendo continuamente que con los móviles e Internet ya eres feliz. Pero como ni soy feliz ni me lo creo, hago canciones.

-¿La melancolía vuelve a ser protagonista de sus canciones?

-Lo mínimo que me puedo pedir a mí mismo cuando hago canciones es sinceridad. No puedo impostarme, no puedo decir: «Bueno, venga, vamos a dar un mensaje positivo». No, mi obligación como músico es soltar mi rollo. Si gusta, bien, y si no, me tendré que aguantar. Pero yo no puedo fingir, porque se notaría. Mi música en ciertos momentos es «añoradiza»… de algo que tampoco soy capaz de describir del todo. De cosas que yo no he vivido, y aunque las hubiera vivido, diría «pues tampoco eran tan perfectas». Delante de esa ventana -en la habitación donde tiene lugar esta entrevista- tenemos un edificio gris. La verdad es que preferiría que estuviéramos ante una cascada de agua cristalina. Pues la música es el sustituto de esa agua cristalina, de esa vida simple. Y como lo más simple no lo tengo, porque está muy lejos, es muy difícil y esta sociedad está encaminada en otra dirección, me hago mi pequeña cascada de agua cristalina, mi pequeño río, en forma de canción. A veces el agua está en un paraje húmedo, oscuro, y otras en una llanura y corre rápida y veloz. Depende del estado de ánimo.

-¿Qué sensación le gustaría que dejara este disco en aquellos que lo escuchen?

-Para mí el logro está en que la gente que oiga el álbum sienta algo, que no deje indiferente. Que se emocione, sonría, entienda algo del humor, que en cierta forma se sienta estimulado. La indiferencia es horrible, en cualquier sentido. Aunque lo único que provoque sean ganas de bailar, ya estoy contento. Que dé alegría, tristeza, haga llorar, o pensar sobre un amor pasado, o llevar a no se qué situación vivida o que le gustaría vivir. Cualquier cosa, menos la indiferencia. Incluso entenderé que alguien diga: «Lo he oído siete veces y lo detesto». Entonces es que hay chicha, y es lo que pretendo.

Llevar las riendas

-Desde que se separara El Último de la Fila en 1998, sólo ha editado tres discos en solitario. ¿Es porque resulta más difícil trabajar solo?

-Cuesta lo mismo. En aquel momento era muy fácil trabajar a dos, y ahora es muy fácil trabajar a uno. El artesano utiliza la herramienta que tiene. Mi herramienta ahora es una, y yo emprendo la labor. En aquella época el equipo me interesaba mucho, pero ahora también hago equipo. He producido yo todos los temas del disco, pero en la mayoría de ellos con alguien al lado. Los músicos también opinan, aportan. Yo hago acordes, las melodías, pero en el desgranamiento hay una cantidad ingente de información de sensaciones, de estados de ánimos del músico, del quehacer del guitarrista, del batería, del percusionista… Esa humanidad, sumada a la mía, da un resultado, que naturalmente sería distinto con otros músicos. El calor que pueda tener el disco es la suma de muchos calores juntos. Aunque, claro, yo llevo las riendas de la diligencia. Para mí un álbum es un todo. Yo decido la portada, el interior, en qué tipografía deben ir las letras… De entrada tengo una norma: no me gusta aparecer en las portadas de los discos. No creo que la foto de mi careto aportase nada, más bien haría decrecer el interés (ríe).

-El estilo de Manolo García es muy reconocible desde la epoca en que formaba dúo con Quimi Portet. Esto tiene su parte positiva, pero sus detractores opinan que es demasiado repetivo.

-Todo en la vida tiene peligros, pros y contras. Sólo me tengo a mí mismo, no tengo otro limón que exprimir. Ni querría operarme la voz, ni cambiar mi manera de componer. Pero, a pesar de todo, las canciones sí que van cambiando. El cantor digamos que siempre es el mismo, pero el compositor no. El desarrollo de las canciones es distinto, y la sensación que pueda provocar «Una tarde de sol» -uno de los temas de este álbum- no se encuentra en «Nunca el tiempo es perdido», ni en «Arena en los bolsillo», ni en «Enemigo de lo ajeno». No es posible que estuviera allí, porque yo no soy aquel, ni aquel soy ahora. 12

TEXTO: PABLO MARTÍNEZ PITA – FOTO: ÁNGEL DE ANTONIO

Fuente: ABC – ENLACE

Para que no se duerman mis sentidos: Portada en color y track list del CD y DVD

Contenido del CD
1.- Una tarde de sol
2.- Para que no se duerman mis sentidos
3.- Sobre tus pasos
4.- Malva
5.- Niña Candela
6.- Sólo un poco
7.- En una playa calma
8.- Fragua de los cuatro vientos
9.- Serena barca
10.- Vive en mí un recuerdo
11.- Ardió mi memoria
12.- En un estanque de libélulas
13.- Si te vienes conmigo
14.- Éramos tarde
15.- De libélulas
16.- La atunara

Contenido del DVD
1.- Para que no se duerman mis sentidos – Videoclip
2.- Imágenes «cutre-vídeo-artísticas» de ocho canciones

Fuente Imagen: Gong Discos.

El Single «Para que no se duerman mis sentidos» 27º de la lista de Cadena 100

Manolo García vuelve el 7 de Septiembre con su nuevo disco, ‘Para que no se duerman mis sentidos’

El single de presentación, es una canción en la que las cadencias españolas y mediterráneas viajan hasta Brasil para crear juntas la música más sensual que Manolo García haya hecho nunca. Este single se ha posicionado el numero 27 de la lista de los 100 de Cadena 100.

De una manera sutil y sencilla, su balance va-y-ven convierte la canción en algo cercano, terrenal y cálido. 

Fuente: Cadena100.es