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«Sigo escribiendo canciones por terapia, porque me ayuda a mejorar como persona»

Tras la tempestad, la calma. La tempestad se presentó en forma de disolución amistosa de El Ultimo de la Fila y la simul tánea aparición en esas semanas de ambigüedad de “Hoquei sobre pedres” y su más bien escasa repercusión. Un par de años después, ahora, Quimi Portet, guitarrista talentoso y durante muchos y gloriosos años compañero inseparable de Manolo García, regresa con argumentos de peso para consolidar una meditada carrera en solitario. “Cançoner electromagnétic” —grabado en su estudio de Avinyonet y compuesto, producido e interpretado en su totalidad por el músico de Vic— sale a la venta la próxima semana (Quisso Records/Chrysalis) y vuelve a ser una ejemplar demostración de rock eléctrico interpretado en catalán.

—Por qué sigue haciendo canciones?

—La música, además de ser mi oficio, la uso como una terapia. Compongo, escribo canciones para mejorar siempre como persona. Quizás de un modo ingenuo creo en una forma de ética humana, nada religiosa ni vegetariana. Algo de eso hay en el dicho de “la redención por el trabajo”, que es algo que tiene un poso triste, como muy cristiano, pero que también tiene una lectura muy positiva, que se resumiría en “la alegría de la creación”, en el acostarse agotado pero satisfecho después de un día de grabación. Y esa persona que se va a acostar de esa manera es mucho más agradable con sus familiares o sus amigos que si fuese con un albornoz y un cubalibre hablando de cuando compartió escenario con Bruce Springsteen.

—Cuándo acaba la terapia?
—Ahora estoy decubriendo que la terapia no acaba hasta que las canciones están publicadas. La primera parte de ese proceso se cumple componiendo unas canciones y enseñándolas a unos cuantos amigos, pero luego falta el resto, publicarlas… En eso estoy.

—Su anterior obra, “Hoquei sobre pedres”, apareció cuando la disolución de El Ultimo de la Fila no era oficial. ¿Se trataba de un disco necesidad? ¿Cumplió las expectativas?
—Creo que estoy siguiendo mi ritmo natural, que aún tengo que acabar de descubrir. Igual soy optimista, pero me parece que “Hoquei…” tuvo la aceptación que yo esperaba. Rompí estéticamente de un modo bastante radical con lo que había estado haciendo un excomponente de un grupo que había vendido muchísimos discos yeso a mucha gente le pudo despistar.

—En ese contexto, ¿qué argumentación hay detrás de “Cançoner electromagnétic”?
—Ya no existe el factor sorpresa. Es decir, no existe la sorpresa del Quimi de El Ultimo al Quimi que no es nada. Es la plasmación, en todo caso, de por dónde puede ir de verdad la carrera del Quimi en solitario.

—E1 mercado percibe estas sutilezas?
—!No¡ El mercado lo único que percibe al cabo del año es si has vendido discos o no. Y eso es algo que tengo muy claro después de más de veinte años. Pero mira, una de las ventajas que yo veía en la disolución de El Ultimo de la Fila era poder trabajar en otras direcciones y, sobre todo, escribir sólo para mí.

<—¿Un nuevo disco es un paso adelante?
—“Cançoner electromagnétic”, en su raíz, es bastante menos disperso que “Hoquei. ..“. Aquí, intuyo, hay una identificación de un camino que seguir; además. es un disco más unitario, más redondo, aunque musicalmente es mucho más heterogéneo.

—La edad, en su caso, es un grado?
—En todo caso es un grado negativo. Lo que sí puede haber en mi caso es una cierta serenidad debido al paso de los años. En este aspecto es algo que se agradece porque cuando yo era muy, muy joven sospechaba que me encantaría hacerme mayor. Y lo negativo de ello es que la salud día a día se está convirtiendo en algo muy misterioso y que nos empieza a preocupar… Pero lo importante, creo, es que ahora uno comienza a disfrutar del oficio. No sólo una explosión de la creatividad biológica, sino saber combinarla con el oficio que dan los años de estar dando el callo.

—Qué puede aportar aquí y ahora un nuevo disco de Quimi Portet?
—Soy un producto de mi tiempo y de un lugar concreto. Lo que intento, y no sé si lo consigo, es hacer música normal. Intento comportarme como si este ya fuese un país absoluta mente normal. Creo que no lo es en muchos aspectos, pero en el artístico ya casi lo es. Cataluña es un país sorprendente porque aquí la música siempre ha tenido un carácter reivindicativo por razones obvias y eso es lo que le ha dado una gran energía en estos treinta años. Yo, con un poco de frescura, intento adelantar lo que puede ser la normalidad.

—Le dirán que cantando en catalán se está cerrando a un segmento de mercado y público muy amplio.
—Lo sé. Pero si utilizamos ese argumento, lo mejor sería cantar en inglés, porque cantando en castellano también te cerrarías a una gran parte del mundo. Para mí, los argumentos para cantar en catalán son más íntimos y más personales que de tipo socioeconómico.

Esta vez sí: conciertos en directo

«Me quiero volcar totalmente en este disco. Y esto supone que lo presentemos en directo. La gente no entendía por qué no hicimos algo parecido con 1loquei sobre pedres’, pero es que en aquella época El Último de la Fila no se había separado oficialmente y todo era muy repentino. La idea es hacer una serie de conciertos en teatros o locales de una capacidad de 500 personas, todas de pie y con una copa en la mano. El repertorio previsto se basará en mis tres discos en solitario, aunque es posible que hagamos alguna versión. Eso sí, siempre sería material de conjuntos ajenos y no de El Ultimo.»

Quimi Portet intuye esta serie de conciertos para después del verano y no se descarta una posible presencia en el Mercat de Música Viva de Vic. En cualquier caso, para estas incursiones en escena el músico de Vic estará arropado por sus fieles Josep Lluís Pérez, Juan Carlos García y Antonio Fidel. «Estos cuatro burros hemos hecho música muy contentos durante años, y, además, los cuatro somos multiinstrumentistas. La idea es hacer algo de pequeño formato y, sobre todo, muy musical.»

El optimismo, en fin, es la tónica que caracteriza al segundo proyecto en solitario del Portet postUltimo y con optimismo le espera la afición.
Fuente: La Vanguardia – Esteban Linés – Fotografía: Alex García – ENLACE