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Los triunfadores que tienen porvenir. El Último de la Fila

EL ‘POP’ ESPAÑOL Y LAS ANGUSTIAS DEL CRECIMIENTO.

El pop quema etapas con facilidad y no es un campo propenso a las carreras extensas. Sin embargo, no cuesta mucho predecir que estos nombres, triunfadores ahora, van a tener años fértiles.

1. Gabinete Galigari: Este grupo ha demostrado extraordinaria flexibilidad y un temor casi patológico a estancarse.

2. Ilegales: A pesar del nihilismo que los emparenta con el punk, queda mucha música dentro de ellos; necesitan urgentemente un productor comprensivo que sepa catalizar lo que hasta ahora duerme. De momento, tienen un directo insuperable.

3. El Último de La Fila: En lo musical tienen inquietud renovadora; en los textos, una humanidad nada común del amoralismo dominante en el pop nacional.

4. Siniestro Total: Bufones mayores del reino, esconden una sabiduría musical que tal vez algún día se exprese rotundamente en sus discos.

5. Loquillo y los Trogloditas: Eclécticos y aguerridos, disponen de un pozo sin fondo de canciones memorables, que el cantante escenifica con persuasión.

Fuente: El País – DIEGO A. MANRIQUE

Lo que el viento no se llevará. El Último de la fila en Studio54

El último de la Fila:Manolo García, voz; Quimi Portet, guitarra y armónica; Quim, Benítez, batería; Sergi Riera, bajo; Marc Grau, guitarras eléctrica y acústica; Juan Carlos García, teclados y percusión; Rocío, Manoli y Graciela, palmas y baile.Sonorización: Triple Ona. Técnico de sonido: Toni Puig. Técnico de luces: Keith Yetton.

Lugar: Studio 54, Barcelona. 5 de junio.

Volaron a la altura de sus bien amadas águilas. Auténticas águilas reales. Juro que ni sus más viejos conocidos recordaban algo similar, y conste que estamos hablando de un grupo que arrastra la gloriosa fama de poseer uno de los mejores directos que jamás se hayan visto por estos pagos. Para los propios músicos -y doy fe de que se trata de gente con un alto grado de autoexigencia- fue el mejor concierto que han trenzado en su carrera. Para los asistentes, también.Si existe alguna grabación total o parcial, legal o pirata, tiene que terminar en disco, aunque sea abriendo una suscripción.

Tiene su morbo pensar que, como dijera el propio Manolo García desde el escenario, aquello seguramente sólo lo podrían gozar los presentes, que no se estaba filmando ni grabando.

Entramos en materia con un espeluznante Soy un accidente casi a pelo, y ya no habría modo de descolgarse de un magistral concierto en el que se vivieron momentos que parecían -estar bajo la advocación de la mismísima Oum Kalsoum. Literalmente fantástico. Pasan las horas y no me acostumbro, entre otras cosas porque no es nada usual que unos músicos lleguen a tensar tanto su comunión con la audiencia.

Fue una noche extraordinaria. Tenían compás hasta los silencios que cantó Manolo. Cruzaron los aires bravos y olés mientras las palmas echaban humo, desde el primer arranque de García hasta la esperada dosis de Jamón de mono con que nos despidió Quimi Portet. Desde TV, Ruta del sur o Números pares a Las palabras son cansancio, todo sonó nuevo y bello. Belleza en la forma y en el fondo (el repertorio creado por García Portet es de una amplitud y calidad insólitas), bella entrega de toda la banda y hermosa música la que crearon. Un sonido que, en líneas generales, estuvo a la altura que merecía el arte desplegado, un público que ya sólo atinaba a intercambiar miradas de perplejidad en pleno trance. No hay palabras para contarlo. Palabras que son cansancio. Conste sólo, para los efectos que convengan, que un par largo de miles de personas vivimos la otra noche un concierto histórico.

Fuente: El País – Mingus B. Formentor – ENLACE

El Último de la Fila actuó en Studio-54: Coqueteo con los aires del Magreb y Al-Andalus

Como estaba anunciado y después del éxito desbordante de su presentación en Madrid, el conjunto que conducen Manolo García y Quimi Portet bajo el nombre de El Ultimo de la Fila dio vida, en directo, a la obra discográfica de su cuarto álbum «Enemigos de lo ajeno» sobre el escenario de Studio54, y ante una ingente multitud visiblemente entregada.

El espectáculo valió la pena, pues la afición local pudo calibrar el alto grado de madurez alcanzado por este binomio y los músicos que le acompañan, situados con todo mérito en lo más alto del podio de la popularidad. El grupo posee estilo original y se expresa con un lenguaje estético propio; esta es una doble comprobación que se advierte muy pronto. Lejos de mimetismos serviles, que sólo pueden ser rentables a corto plazo, este conjunto elabora una considerable cantidad de ideas y las expone con plena solvencia utilizando una vía de comunicación actual, más o menos definible como rock que, si no les pertenece en propiedad como fundadores, sí que participan de ella en la medida en que se ha convertido en patrimonio universal. En otras palabras, El Ultimo de la Fila no hace éste o aquél tipo de rock siguiendo tal o cual modelo sino que construye su propio mensaje y lo exterioriza en una vía rockera genéricamente abstracta, prescindiendo de etiquetas parciales que les situarían sobre una pasarela determinada con más limitaciones que aprovechamiento.

Sobre este contexto se construyen unos textos coherentes, que encajan perfectamente sobre la música que les sirve de vehículo y Manolo García los canta con buena voz y con un marcado acento personal que se desmarca claramente de estereotipas y de clichés. En el grupo de que se sirve el dúo rector, sobre el escenario, está formado actualmente por Juan Carlos García (teclados), Marc Grau (segunda guitarra, contando con que la primera es la de Quimi Portet), Sergi Riera (bajo) y Quite Benítez (batería). Todas estas piezas estuvieron en Studio54 perfectamente servidas y en conjunto se exhibió una perfecta cohesión y un notabilísimo potencial dinámico como bloque.

Además, la construcción temática se abre en abanico, en múltiples facetas y, para variar, denota una marcada tendencia hacia esquemas sureños, apuntando claramente a Al Andalus arcaico y, más al sur todavía, hacia el Mogreb, La cosa andalucista 115 legitima, tiene su garbo y en Studio54 se vio amenizada con la presencia de tres bellas gitanas andaluzas (parece que provenientes de La Línea de la Concepción, para que sean de lo más al sur posible) que dieron a la representación una bella estampa folkórica. No obstante, las aperturas arabizantes tienen escaso futuro, la música árabe es conceptualmente demasiado distinta y porque está muy lejos de que aquí la sintamos como propia, por más mediterránea que sea.

Si esta goma arábiga responde a una intención de contraste respecto de las influencias anglosajonas que gravitan sobre el rock, realmente no hada falta; se pueden buscar contrastes por otro lado más próximo y, como sea que lo árabe, musicalmente hablando, es más exótico para nosotros que lo anglosajón, el cambio es como para salir de lo Malo y caer en lo peor. En fin, está muy legitimado el «raisrock» de los conjuntos argelinos, tanto como el » rockandroll» de los norteamericanos, pero la misma regla apuntaría hacia la afirmación de un rock nuestro, autóctono, como el del resto del repertorio de El Ultimo de la Fila, que no es ni yanqui ni moro y es lo mejor de su propia producción. Y es, además, lo que mejor entiende el público, lo más solidario y lo más participativo.

Bravo, pues, por El Ultimo de la Fila en su presentación, por su música, por sus canciones, por su show espléndido (incluyendo sonido y luces) y nuestro reparo por las posibilidades de futuro de las pinceladas arabizantes con que se nos obsequió en el concierto. Con todo, la parábola evangélica acerca de los últimos que serán los primeros en la hora suprema se ha hecho realidad ya en El Ultimo de la Fila, que se ha convertido sin duda en el primero de la fila de los conjuntos rockeros de aquí.

Fuente: La Vanguardia – ALBERT MALLOFRE