Como me gustan los tríos

El viernes por la noche fuimos testigos de lo que puede dar de sí una conjunción astral. La órbita del Colectivo Eternity, este experimento musical con fecha de caducidad que ha juntado tres astros siderales como son Jaume Sisa, Quimi Portet y Joan Miquel Oliver, pasaba por Vilabertran y allí, en el marco del festival Sonidos del Mundo-Vino & Music, Empordà-, volvió a dejar una huella brillante en forma de espectáculo único e irrepetible. Sólo un triángulo galáctico de estas características puede ofrecer un repertorio trascendental que repasa lo mejor del pop rock catalán de casi cuatro décadas. De los años setenta en la actualidad, a través de clásicos de Sisa, hits de Portet y widgets de Oliver. Y todo, pasado por el tamiz y la combinación de este trío estelar que demuestra una plena sintonía. Y además, en este caso, con el punto añadido de estar regado por un buen vino como fue el Perafita 2010 del Celler Martí Faixó, «irreverente, anárquico e inclasificable» en palabras de la sumiller Laura Masramon.

Fue un maridaje-decíamos «beber de la bota», recordó Portet-causante, según nos dijeron, del retraso de Sisa en el escenario, que no apareció bien hasta bien entrada la tercera canción, coristas y numismáticos , que calculadamente era una de las suyas. Antes de su entrada triunfal, vestido con un sombrero de paja y chaleco y haciendo de las suyas como sólo él sabe hacer, el dúo Portet-Oliver ya había tocado por nosotros la evocadora Paisaje con anchoa y la marchosa Surfistas en cámara lenta . A partir de ahí, con los dos viejos rockeros y el otro fuera de serie juntos, la noche pasó volando. Sisa, equipado con unas maracas; Oliver, ataviado con un kimono de karateca; Portet (era él, realmente?), emulando Tom Selleck, con su camisa hawaiana, gafas oscuras y presumiendo de un bigotito que le supuso más de un grito de «guapo!» Y «Magnum!» Entre el público, y la consiguiente envidia del resto de componentes, que se prometieron, también , a dejarse pelos bajo la nariz para un próximo encuentro.

Sea porque estábamos estimulados por el vino, las piruletas de Hansel y Gretel o las sustancias alucinógenas los Boletaires , el caso es que la velada fue mágica. De esta, recordaremos grandes momentos, como cuando interpretaron la divertida Progreso adecuadamente , la psicodélica Primera comunión o la intrusión de El coche fantástico de Michael Knight en la versión de Pequeño hombrecito . Y como no podía ser menos en una noche de verano, del romanticismo erótico de Sunny day pasamos al orgiástica Este año follar como locos , para terminar elevándose con La música de los astros . Qué trío.

Fuente: El Punt Avui – JORDI CAMPS I LINNELL – Noticia original en Català: ENLACE