«Me gustan los liftings que quitan las arrugas del alma»

El cantante, que ofrece hoy una charla en la Politécnica de Valencia, siente «la necesidad de aprender, pese a no haber ido a la universidad».

La pintura es, ahora, la ladrona del tiempo de Manolo García. Deja los dos pinceles para someterse a la entrevista. El paisaje sobre dos telas tendrá que esperar. «Delante del lienzo puedo estar horas y horas. Pintar es evadirse, pero también me enfado cuando no me salen las cosas», asegura.

Fuente: Las Provincias – CARMEN VELASCO. Menéame

-¿El arte es sufrir y disfrutar?
-Sí, lo mismo sucede con la música. Cuando me tomo mi tiempo para componer letras, siempre pienso que nunca más me va a salir una canción. Y, luego, sale.

-En la charla-coloquio prevista para hoy, a las 19.30 horas, hablará como músico, pintor o poeta?
-Hablaré en calidad de una persona curiosa e inquieta por el mundo de la cultura, pero espero que sea una charla de un músico abierta a todas las materias. No tengo ningún guión previo, pero hablaré de lo divino y de lo humano (bromea). Me honra y me alegra acudir al Aula de Narrativa.

-Si le preguntan sobre la nueva ley antipiratería, ¿qué dirá?
-Es una ley que se mueve en arenas movedizas. Nadie ha pedido permiso a los creadores para que otros regalen la música. Ésta es de todos, cierto, pero hacer una producción es muy cara. Estoy de acuerdo con que el precio del disco es abusivo, pero es injusto que se regale mi trabajo. Tampoco soy partidario de pedirle cuentas al señor que se ‘baja’ mis canciones, pero sí a las plataformas de telecomunicaciones y ADSL. La política ayuda a esos negocios, no a la cultura.

-¿Es más gratificante colgar el cartel de «completo» en una facultad o en una plaza de toros?
-Todo es gratificante. La universidad es la base vital del futuro, está abierta al saber, tanto técnico como filosófico. No creo en la universidad sólo como una fábrica de trabajadores encaminada a abastecer al empresariado, sino en el lugar donde se forma a través de la sabiduría de los más sabios. Lamento no tener estudios universitarios, pero sí siento la necesidad de aprender. Necesito que no se me duerman los sentidos. Soy partidario de quitarme las arrugas del alma mediante liftings interiores, es decir, avanzar.

-¿Esa operación es dolorosa?
-(Ríe) No. No tiene un postoperatorio duro, al contrario, es brillante y luminoso.

-¿Por eso ha pedido «un tiempo de cuartel» a los fans en su web?
-Me implico mucho en todo lo que hago. No pedí ser una estrella, sino músico. No sé hacer mi trabajo si no me entrego al 100%.

-¿Es un lujo crear sin la presión del mercado?
-Para mí es una obligación, porque no soy una máquina de vender discos. A las discográficas les digo que no me expriman porque yo soy un limón pequeñito y ellas tienen otros cítricos. No soy ambicioso, no tengo necesidad de hacer un disco al año, ni trabajo a golpe crematístico. Mi ritmo lo marca mi capacidad creativa. Me salen canciones cuando voy al cine, quedo con una amigo a tomar un café o leo a Gil de Biedma o Bolaño.

-¿Ha visto la película ‘El cónsul de Sodoma’?
-No, no creo que vaya a verla ni tampoco juzgo el trabajo del equipo técnico, pero no quiero que se me caiga el poeta.

-¿El mito de Miguel Hernández se le ha caído?
-No. Es uno de los grandes poetas que ha dejado una obra magna. Todos los homenajes que se le tributen serán pocos.

Fuente: Las Provincias – CARMEN VELASCO – Enlace