Manolo García: «Compositivamente hablando, disfruto mucho más siendo gamberro» (El Cultural)

«Compositivamente hablando, disfruto mucho más siendo gamberro»

Referente de toda una generación, Manolo García (Barcelona, 1955) sigue on the road y buscándose a sí mismo en el estudio de grabación. Lo demuestra su reciente Geometría del rayo, una tormenta musical.

¿Qué libro tiene entre manos?
Ahora mismo, La frontera salvaje, de /«>Washington Irving; Diarios, de Jaime Gil de Biedma; El calor de la tarde, de Reinaldo Arenas, y Chica de campo, de Edna O’Brien. Soy incapaz de leer libros de uno en uno. Mí mínimo son cuatro. Los paseo allá donde voy.

¿Ha abandonado algún libro por imposible?
Últimamente, sí. Pero no diré cuál. Además, el Ulises de Joyce, un clásico de los abandonos…

¿Con qué personaje le gustaría tomar un café mañana?
Gandhi, Jesucristo, Buda, Múgica… Personas demostradamente pacíficas que han dado soluciones sociales en diferentes momentos de la historia.

¿Recuerda el primer libro que leyó?
Vidas de grandes jefes indios. Por lo menos el primero que recuerde que me impactó.

¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Libros de papel, que compro o que tengo desde hace muchos años y releo. Y lo hago a la menor oportunidad.

Cuéntenos alguna experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
El amor o la pasión por el arte que me inculcaron dos profesores: Salvans y Pedraza. Nunca dejaré de agradecerles su actitud apasionadamente didáctica.

En Geometría del rayo arremete contra el entretenimiento. ¿Ha fagocitado la cultura de hoy?
Contra el entretenimiento vacuo y alienante. No en general.

Predominan las guitarras. Parece que vuelve a sus orígenes más rockeros… 
Cierro un círculo. Los Rápidos, el primer grupo en el que milité, era absolutamente “guitarrero”.

Dos décadas de carrera en solitario. ¿Echa de menos la compañía de Quimi Portet en El Último de la Fila?
No, cada proyecto tiene su momento y cada momento es único. El Último fue una experiencia magnífica pero sabemos que todo tiene su fin. Y eso está bien.

¿Qué permanece del Manolo García de aquellos tiempos y de qué se ha desprendido?
Permanece la pasión y la ilusión por el oficio, por la música. Y me he desprendido de las canciones “correctamente organizadas”. Compositivamente hablando, disfruto mucho más siendo más gamberro.

¿Entiende, le emociona el arte contemporáneo?
A veces me desconcierta o me decepciona. Unas veces me toca la fibra, otras muchas…

¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
De cualquier artista anónimo. Cualquier obra sencilla pero atractiva para mí. Creo que las grandes obras han de estar en los museos para disfrute de todos. Si me insistes mucho, y teniéndolo en depósito un mes para disfrutarlo yo, cualquiera de Gauguin. Pero ufff, sería un rollo, medidas de seguridad, etc… mejor no.

Ejerza de crítico de la última exposición que ha visto.
Rosario Weiss en el Museo de la Biblioteca Nacional de Madrid. Sublime dibujante, alumna de Goya. Para no perderse ni sus dibujos ni sus pinturas, copias que, en algunos casos, superan al original.

¿Cuál es la película que ha visto más veces?
Valor de ley, de los Coen. Tres veces. Y Nueve reinas, de Fabián Bielinsky. Tres o cuatro veces también.

¿Le gusta España? Denos sus razones.
Me gusta la gran variedad de paisajes, climas, cultura gastronómica, etc… Y me disgustan otras cosas. Por poner un par de ejemplos, la desidia durante muchas décadas en atender el patrimonio, por ejemplo de torreones o pequeñas fortalezas… y la facilidad con que se destroza el paisaje centímetro a centímetro sin planificación urbanística coherente (o a pesar de ella).

Denos una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.
Mejorar la base para mejorar la educación cultural de los niños. La curiosidad. Eso sí, no acabo de descubrir la sopa de ajo. En la Grecia clásica ya lo tenían muy claro…

Fuente: El Cultural – ENLACE