La primera fundación de la naturaleza cumple 25 años

El grupo musical El Último de la Fila aportó el primer capital con el que la Fundación Oso Pardo comenzó sus actividades hace 25 años. Fue la primera fundación de la naturaleza. Una docena de ecologistas, casi todos catedráticos, dieron un giro a la conservación y protección del oso que ha permitido triplicar ejemplares. La mitad nunca habían visto un plantígrado…

Apostaron por un formato más riguroso de control para abordar proyectos más ambiciosos, al estilo anglosajón. «Quisimos ir más allá de ser sólo un grupo de ecologistas. A todos nos unía el amor a la Cordillera Cantábrica y a la especie». Una docena de ecologistas, casi todos catedráticos —entre ellos el geógrafo Juan Carlos García, el catedrático más joven de España—pusieron en marcha la Fundación Oso Pardo hace 25 años. La mitad nunca habían visto un plantígrado. Desde entonces, la población se ha triplicado, de los 80 ejemplares en 1992 a los 250 actuales. «A mí, personalmente, me gustan más los felinos», confiesa Guillermo Palomero, presidente de la fundación. «Trabajar con los osos en la Cordillera Cantábrica era un enorme reto porque se iba de las manos. Había que aprender a resolver. Es un reto permanente con una especie emblemática con medidas de conservación muy exigente. Ha sido una escuela permanente».

El primer obstáculo fue el del capital. «Cuando fuimos a inscribirnos como fundación nos exigieron un capital fundacional. No teníamos ni idea de que eso pudiera ser así», explica Guillermo Palomero. «Conseguimos ese dinero gracias al grupo El Último de la Fila. Manolo García organizó un concierto a beneficio de varios proyectos ecologistas y a nosotros nos cedió una parte. Muy poco dinero con el que empezamos a funcionar». Actualmente, la Fundación Oso Pardo maneja un presupuesto de 1,5 millones de euros para proyectos en la Cordillera Cantábrica y Pirineos, con 110 km2 de montes en copropiedad y 130 fincas de 71 hectáreas en propiedad.

La huella del oso sigue generando la misma «emoción y pasión» en los nueve miembros actuales de la fundación, que emprende otros 25 años de actuación con nuevos proyectos en la cartera. Siete patrulleros—dos mujeres en oriente, tres hombres en occidente y otros dos en los Pirineos—vigilan el terrero y realiza plantaciones de frutales para el oso. En 25 años han sembrado 154.582 frutales para alimentar a los plantígrados. Nada más empezar la actividad consiguieron el primer proyecto Life de conservación con el que empezaron una línea de actuación ambiental y el funcionamiento de las primeras patrullas, que en su mayoría han sido absorbidas por las administraciones.

EL FUTURO

El futuro pasa por trabajos de investigación jurídica para ampliar la legislación al ámbito europeo, un trabajo del que se ocupa el abogado de la fundación, Carlos González; nuevas herramientas genéticas para conocer mejor cómo crece la población. El apoyo de la Fundación Oso Pardo ha permitido una mayor variabilidad genética de los nuevos ejemplares, lo que se traduce en un menor número de enfermedades y mejor reproducción. La población de osos crece a un ritmo del 10% anual en los dos núcleos de población y hay más movimientos de dispersión. «Esto está empezando a resolverse».

El objetivo inmediato es la prevención de los daños producidos por el oso. «Esta prevención todavía es deficiente en León y Palencia, sobre todo con los osos habituados, los que no tienen miedo a acercarse a las casas». La fundación colabora en un protocolo para identificar a los osos para actuar de forma coordinada entre las cuatro autonomías implicadas.

También está en marcha un protocolo para diseñar rutas y puntos estratégicos de avistamientos para los turistas. «Hay que regular el turismo porque el oso atrae a muchos visitantes.

Fuente: Diario de Leon – http://www.diariodeleon.es/noticias/sociedad/primera-fundacion-naturaleza-cumple-25-anos_1146867.html – Carmen Tapia